39. Encajar

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Es fantástico, piensa Taehyung. Jungkook luce relajado, como si estuviese en un espacio y tiempo completamente distinto al resto. Sus ojos lucen como dos estrellas en un cielo rojo. Ambos se encuentran con las miradas y se siente bien. Las amarguras de sus errores del pasado quedan reducidas a un "si tan solo", que ahora ya no le lastiman tanto.

El semblante de Jungkook cambia cuando este dirige sus ojos en otra dirección. En el extremo opuesto a donde se ubica Taehyung, está parado un señor, vestido de traje, con el ceño fruncido. Antes de que pueda continuar contemplando aquella situación, la presentación del pelinegro termina. Eunwoo se detiene para mirar al castaño cuando se percata que este no está siguiendo al grupo en dirección a los camerinos.

– ¿Todo bien?

Taehyung asiente, obligándose a no tocar el tema, pero la curiosidad es mucho más grande.

– ¿Tienes alguna idea de quién es ese señor? – Eunwoo mira hacia donde Taehyung ha señalado–. Jungkook estaba...

– Mierda –suelta Eunwoo, cuando ve que el sujeto se retira en dirección a los camerinos. Taehyung lo mira confundido, así que añade–. Jungkook te lo explicará en su momento. Vamos.

En el exterior del camerino de Jungkook, Chanyeol los detiene. Taehyung está a punto de preguntar, pero entonces escucha la voz del pelinegro llega a ellos. Las palabras que la otra persona en la habitación le dirige son hirientes. El pelirrojo aparta a Taehyung de la puerta junto a Eunwoo, cuando unos pasos firmes se hacen cada vez más fuertes, y entonces sale, con el rostro rojo como un tomate, el señor del que anteriormente Eunwoo y Taehyung habían estado hablando y al que Jungkook había llamado papá hace tan solo unos segundos.

Puede escuchar algo romperse en el interior del camerino e intenta ingresar. Jungkook tiene los nudillos de la mano derecha magullados y, en el suelo, yacen los restos de lo que era una botella de vino tinto. El pelinegro mira al castaño con los ojos vidriosos y los cierra, dejando que algunas lágrimas rueden por sus mejillas.

– Taehyung, por favor, no...

Siente que le han clavado una estaca en el pecho, pero asiente, volviéndose y dejándolo solo. Ji-Eun, que traía en manos la torta que pensaban entregarle a Jungkook por su primera presentación oficial, lleva sus ojos de Taehyung a Jungkook y se detiene allí. Silencio. Ji-Eun le entrega la torta a Eunwoo e ingresa al lugar. Por la puerta entreabierta, Taehyung los ve. El pelinegro está sentado en un sillón individual y Ji-Eun está arrodillada a la altura de su rostro. Le dice algo que es inaudible, al menos para el castaño, y Jungkook asiente, cerrando los ojos.

La preocupación y la sensación de pérdida le invaden. Es egoísta siquiera pensarlo en esta situación, pero su mente no deja de recordarle que Jungkook le ha mostrado a Ji-Eun un lado que le ha negado a él. Se sentía tan fuera de lugar en ese preciso momento. Ambos parecían entenderse. Taehyung sentía que había perdido algo de Jungkook, algo que solo le pertenecía a Ji-Eun.

El chico de la bufanda lila (taekook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora