48. Comienzo

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Dos meses habían pasado volando. Jungkook todavía sentía como si hace tan solo ayer hubiese lanzado su primer disco. Había tenido demasiada suerte. Gracias al esfuerzo de Chanyeol, algunas radios habían decidido transmitir una de las canciones y ello había bastado para que pudiese presentarse en algunos festivales. Lo anterior, sumado al comienzo de las clases en la universidad, lo había hundido en un ajetreo que apenas le dejaba tiempo para respirar los domingos. Sin embargo, a pesar de que los recuerdos de Taehyung se volvían cada vez más borrosos y se perdían entre los miles de pendientes que se acumulaban en su agenda, los sentimientos que en su momento había tenido por él se negaban a desaparecer por completo.

La chica que tiene frente a él continúa hablando sobre algo de lo que Jungkook realmente no tiene ni la menor idea. Es indudablemente hermosa. Se acerca a ella y le acomoda un mechón de cabello que cae por su rostro, tomándola por sorpresa. Nayeon, al menos así cree recordar que se llama, le dedica una sonrisa coqueta y, sin dudarlo, lleva una de sus manos hacia el cuello de la camisa del trigueño. La observa, mientras deja que ella juegue un rato con la tela. No pasa mucho hasta que siente la presión de unos dedos que lo dirigen a unos labios rosa. El beso comienza sin rodeos, sus lenguas chocan y el espacio entre sus cuerpos comienza a hacerse insoportablemente inmenso. Se separan por la falta de aire y el sonido erótico de sus labios al separarse continúan manteniéndolo en ese estado límite de consciencia.

Maldice entre dientes cuando la urgencia de ir al servicio higiénico empieza a incomodarle. Se excusa por un momento y Nayeon, con un corto beso, le hace prometer que regresará. Jungkook quiere reírse del intento de romance en el que la chica quiere convertir su reciente besuqueo, pero lo oculta apresurando su partida.

Habiendo liberado a su vejiga, se acerca al lavado. Limpia sus manos y, al terminar todo ese proceso, se le hace imposible no mirarse en el espejo. Se ve terriblemente ebrio. Antes de poder regresar para continuar con lo que había comenzado, Chanyeol le cierra el paso y Jungkook puede inferir que está enojado por su ceño fruncido.

– Debes irte a casa ahora mismo, porque lo último que queremos es que provoques un escándalo a solo meses de haberte lanzado al público –dice Chanyeol con una mezcla de preocupación y dureza–. Llamaré a un taxi privado para que te lleve. Eunwoo irá contigo.

El pelinegro solo atina a suspirar con molestia. ¿Quién diría que de pasar del control de sus padres había pasado al control de una disquera? Recoge su abrigo y se retira hacia las escaleras de escape del local. Fuma dos cigarrillos en lo que recibe un mensaje de Eunwoo avisándole que el taxi llegaría en unos minutos y que, por lo tanto, debía aparecer de una buena vez. Le responde, comunicándole que le daría el alcance afuera y se pone de pie. La cabeza le da vueltas y se le hace imposible evitar caer de rodillas.

¿Tenía que seguir viviendo así? ¿No podía olvidar a Taehyung sin más? Este drama en el que él mismo se había metido comenzaba a cansarlo. De repente, siente que alguien lo levanta jalándolo del brazo.

– No necesito tu ayuda –espeta, liberándose bruscamente.

– Eso ya lo sé ­–responde Ji-Eun, evitando mirarle a la cara–. No necesitas recordármelo.

La detiene cuando esta se dispone a retirarse. La mira a los ojos y encuentra soledad y necesidad. Era consciente de lo que sucedía. Lo había comprendido cuando su actitud se volvía arisca cada vez que lo encontraba tonteando con alguna chica. Había fingido no saberlo. Tal vez para no lastimar la amistad que tenían o tal vez porque simplemente no podía corresponderle.

– Perdóname, me he comportado como un completo idiota.

Ji-Eun rompe el contacto visual, desviando la mirada hacia un costado, y Jungkook se debate entre dar o no el siguiente paso. Quizá sería buena idea intentarlo, darse una oportunidad más. Con ese pensamiento en mente, el pelinegro mueve el rostro de Ji-Eun lentamente con una mano y le impide continuar evitando sus ojos. Los segundos que transcurren en lo que se acerca a sus labios se le hacen eternos. Se siente bien, piensa, cuando sus bocas se encuentran. Cuando siente los puños de Ji-Eun sujetando su camisa, buscando un poco más de cercanía, tan solo la necesaria, Jungkook se convence de que efectivamente Ji-Eun podía ser parte de un nuevo comienzo.

El chico de la bufanda lila (taekook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora