75. Definitivo

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A pesar de no desearlo, Jungkook tuvo que volver a dejar el país para cumplir con presentarse en algunos eventos, antes de su regreso definitivo a Seúl. Su relación con Taehyung marchaba bien, pero ya comenzaba extrañarle sin remedio, así que, ni bien pudo hacerlo, tomó el primer vuelo que encontró disponible. Antes de abordar se lo había comunicado a Taehyung, sin lograr ver la respuesta, ya que el abordaje había sido rápido.

Al llegar al aeropuerto, Jungkook había esperado ver a Taehyung, pero un gran grupo de personas lo estaba esperando en la salida. Los flashes de las cámaras lo cegaron y dejaron perplejo por unos segundos, hasta que Chanyeol lo guió hacia una camioneta negra. Se despidió todavía algo confundido de las personas que al parecer estaban ahí para darle la bienvenida.

– Taehyung está esperándote en tu departamento –dice el pelirrojo, revisando su celular–. No esperábamos esto, así que era un poco peligroso dejarlo ahí.

Jungkook asintió y se dedicó a ver las calles por la ventana polarizada de la camioneta. Todo ese trabajo en el extranjero había dado frutos, empero aún sentía que algo le faltaba a su vida. Algo llamado Kim Taehyung.

Introdujo la llave e ingresó a su departamento

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Introdujo la llave e ingresó a su departamento. Habían pasado cuatro meses desde la última vez que había estado ahí y todo parecía haberse mantenido tal cual, a excepción de la persona que había ido a su encuentro. Le tomó unos segundos acostumbrarse a ese Taehyung, de aspecto más maduro y figura más definida. Todavía quedaba un poco de sus facciones juveniles, pero Jungkook podía notar en él un nuevo aire.

– Bienvenido –dijo el castaño y entonces el mayor sintió que volvía al día en que le había conocido por primera vez. Su voz seguía siendo la misma. Taehyung seguía siendo la misma persona que amaba desde hace ya un largo tiempo–. Siempre tan cauteloso, ven aquí.

Taehyung extendió sus brazos y Jungkook se dejó hacer por él.

Taehyung extendió sus brazos y Jungkook se dejó hacer por él

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Taehyung todavía seguía gloriosamente desnudo en su cama. Habían hecho el amor toda la tarde, tal vez tratando de compensar todo el tiempo en el que había tenido que conformarse con sus manos o videollamadas sexuales con el castaño, que nunca lograrían comprarse con tenerlo en carne y hueso entre sus manos.

Taehyung se removió buscando un poco de su calor. Al notar que no era suficiente y que el menor podría coger un resfriado, Jungkook fue en busca de unas poleras y unos pantalones de mezclilla para ambos.

– Gracias –dijo Taehyung cuando vio a Jungkook volver con las prendas en las manos.

– De nada –respondió, dejando un beso en la frente de este. Se recostó a su costado y le observó mientras se vestía.  Podría ver esa escena mil veces y no se cansaría. Podía hacerlo realidad, pensó. Solo debía dar un paso un poco más grande del que habían dado para finalmente estar juntos–. Vivamos juntos.

El castaño terminó de ponerse la polera y se cubrió con el edredón.

– No puedo creer que hayas elegido este momento para pedirlo –gruñe el menor, escondiéndose de Jungkook.

– ¿Es ese un no? –pregunta el pelinegro con tranquilidad, pero sintiéndose más nervioso que nunca.

– Claro que quiero vivir contigo –espeta Taehyung y añade en un tono bajito–, pero acabamos de tener sexo.

–¿Qué con eso? –suelta Jungkook, divirtiéndose con la situación.

– Te voy a matar –anuncia el castaño.

– Pero si haces eso, no podremos vivir juntos –acota el pelinegro, uniéndose a Taehyung en la cuevita que había creado con el edredón.

– Entonces no lo haré –dice Taehyung–, al menos, no hoy, amor.

Jungkook estaba a punto de reírse del comentario, pero se había quedado congelado con la última palabra que había salido de los labios del castaño, mientras este se había vuelto a acomodar para continuar durmiendo. Hasta entonces, Taehyung solo le había llamado por su nombre, así que aquello había sido para él algo nuevo, algo de lo nunca podría cansarse.

El chico de la bufanda lila (taekook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora