06. Promesa

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Ha regresado a Uranio después de su última clase. No quiere admitirlo, pero lo ha hecho con la esperanza de volver a ver a Taehyung.

No hay rastro de aquel sábado en el que tuvo la mala suerte de quedar inconsciente. El local está bañado por la luz del sol, que ingresa por las grandes ventanas que adornan las cuatro paredes del local, en sus dos niveles. Hoseok realmente se había esmerado en hacer de Uranio un lugar apetecible tanto de día como de noche, tanto los días de semana como los fines de esta.

– ¡Jungkook! –Hoseok se acerca a él con una gran sonrisa, que hace a Jungkook, por un momento, dudar si realmente se dirige a él–. ¿Tu hermano ya te dijo por qué te he citado?

Jungkook devuelve el saludo con un abrazo soso y niega. Jongin solo se había molestado en decirle que Hoseok tenía algo importante que proponerle y que fuera a Uranio después de su última clase del martes. De hecho, esa había sido la primera vez en meses que Jungkook había vuelto a escuchar su voz y, en vez de sentir enojo, una sensación de vacío le había invadido cuando se dio cuenta de que, a Jongin, su falta de contacto, no le había afectado para nada.

– Como si quisiera perder su tiempo hablando conmigo más de lo necesario –soltó con amargura, antes de concentrarse en buscar con la mirada al castaño que se había adueñado de su mente desde su última estadía en Uranio.

– No seas duro con él. Ya tendrá tiempo de explicarte la razón por la que ha estado... alejado –Hoseok hubiera querido seguir, tratar de consolar al chico, pero Jungkook le había dedicado una mirada que tenía grabado un "es suficiente"–. Bueno, a lo nuestro.

Hoseok lo llevó hasta una de las mesas para cuatro del segundo nivel y, tras pedir para ambos un vaso de refresco de maracuyá, soltó algo que dejó a Jungkook helado por unos segundos–. La Piedra Amarilla se presentará este sábado aquí y necesitan un telonero. Chanyeol y Jongin son amigos del vocalista, y le mostraron algunos videos de ti tocando –Jungkook sentía que el corazón se le iba a salir del pecho, pero no quería adelantarse a nada. Necesitaba que Hoseok confirmara lo que estaba pensando en voz alta–. A Sehun le gustaron y nos pidió que te hiciéramos la invitación formal para ser quien abra su mini-concierto en Uranio este sábado.

Por milésima vez, desde el fin de semana, se quedó congelado y sin palabras. Tras calmarse un poco, había aceptado, recibiendo un apretón de manos de parte de Hoseok. Luego de indicarle que conversara con Chanyeol sobre los detalles del evento, este se disculpó y retiró, ya que tenía que atender algunos asuntos técnicos relacionados a la presentación del sábado.

Jungkook todavía no podía descifrar a qué realmente se debía su estupor: a que sería telonero de la Piedra Amarilla o al hecho de que Jongin se había tomado la molestia de prácticamente conseguirle esto. Quería convencerse de que se debía enteramente a lo primero, pero eso era engañarse. Se había sentido aliviado de saber que Jongin aún no lo había excluido de su vida por completo. Eso quería creer.

Camino a casa, se encontró a sí mismo, esperando a que su llamada fuera atendida. Los segundos de espera se le hicieron eternos. No obstante, todo ello desapareció cuando Jongin respondió. Su voz sonaba mayor y agotada.

– Gracias –suspiró. Extrañaba a su hermano–. Gracias por todo. Hoseok ya me contó cómo sucedió todo –No dijo más, pues sabía que Jongin lo entendería, siempre lo hacía.

– Para eso está la familia –Jongin hizo una pausa–. Lamento no haber estado más presente estos últimos meses. Ha pasado mucho...

El peso que había cargado todo este tiempo se desvaneció con cada palabra de su hermano–. No tienes que explicármelo todo ahora –El silencio de Jongin se lo agradeció–. ¿Vendrás?

– Claro que sí. No me lo perdería por nada del mundo. Lo prometo.

Ese día, en un buen tiempo, luego de enviar una carta de renuncia a su trabajo part-time de repartidor y hacer algunos deberes de la universidad, Jungkook durmió sintiéndose en paz.

El chico de la bufanda lila (taekook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora