59. Volver

17 3 0
                                    

Taehyung aún no estaba seguro de si ir al evento de Uranio por su reciente remodelación era buena idea, tomando en cuenta que Jungkook tocaría algunas de sus canciones más escuchadas por el público. Todavía sentía demasiadas cosas por ese chico, como para fingir que no le importaría verlo de nuevo. Sin embargo, si quería seguir adelante con su vida, como el pelinegro ya lo había hecho, no debía evitarlo. Tal vez con el tiempo dejaría de dolerle el corazón cada vez que escuchaba su voz en una estación de radio.

Cuando el grito de emoción de la gente en Uranio lo recibe, Taehyung lo adivina: el pelinegro ha comenzado con la primera canción. Se ve guapísimo, mucho más que antes. Hoseok ingresa al escenario con él y, luego de interactuar un poco con la gente, suelta una noticia que deja helado al castaño. Jungkook dejaría el país en unas semanas, luego de que culminara el semestre. Pasan unos segundos y, antes de que Taehyung lo note, el mayor dirige toda su atención a él. Ni siquiera se molesta en disimularlo. Mientras más evidente es el detalle, los ojos de Taehyung comienzan a picarle, quiere llorar, pero se contiene y la presentación continúa.

 Mientras más evidente es el detalle, los ojos de Taehyung comienzan a picarle, quiere llorar, pero se contiene y la presentación continúa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Como un mal hábito recuperado, se dirige hacia la azotea del local para fumar un cigarrillo. Se recuesta en un sillón viejo que ha sido abandonado en el lugar y cierra los ojos, absorbido por el cansancio. La universidad, Namjoon y un cada vez más distante Jungkook estaban acabando con la poca estabilidad mental que todavía le quedaba.

No está completamente seguro de en qué momento se dejó vencer por el sueño, pero se despierta de golpe cuando la puerta de acero de la azotea le advierte de otra presencia junto a él. Jungkook se percata de la situación y pestañea un par de veces antes de volver en sí.

– Perdón, no quería molestarte –dice rápidamente el pelinegro, acomodándose el cabello con nerviosismo.

– No pasa nada –se apresura a responder Taehyung, pero miente. En su corazón, miles de sentimientos chocaban entre sí por segundo–. Lo de Estados Unidos, ¿es definitivo?

El pelinegro niega con leve sonrisa en el rostro, mientras enciende un cigarrillo–. Tarde o temprano tendré que regresar.

– ¿Eso es bueno?

Jungkook enfoca sus ojos en cielo oscuro de Seúl y, tras unos segundos, vuelca su atención en Taehyung–. Claro que sí.

El chico de la bufanda lila (taekook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora