10. Desamor

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El camino hacia el malecón había sido silencioso y así se habían mantenido ambos durante un buen tiempo, o al menos eso le ha parecido a Taehyung. El viento frío se colaba por su chaqueta y le erizaba la piel, pero, en ese preciso momento, todo lo que sentía se había reducido al muchacho pelinegro, al que desafortunadamente había encontrado con la lengua en la garganta de su compañero de piso.

Tal vez lo había malentendido todo con Jungkook, tal vez se había adelantado a los hechos sin ser cauteloso y había terminado con el corazón hecho trizas. El zumbido de su celular lo sacó de sus pensamientos. Sus amigos lo estaban bombardeando de mensajes y tenía dos llamadas perdidas. Anotó mentalmente que no debía silenciar las llamadas y procedió a enviarles un mensaje a su chat de WhatsApp, avisándoles que lo lamentaba mucho y que había tenido que retirarse. Los zumbidos continuaron unos segundos más, pero Taehyung no se sentía listo para leer los mensajes de sus amigos. No por ahora.

Volvió a concentrarse en la vista oscura que tenía adelante, en la que apenas podía verse el mar acercarse y alejarse tranquilamente, hasta que sintió la mirada de Yoongi. Taehyung volteó hacia él y esperó a que este dijera lo que sea que cruzaba por su mente, porque el castaño no quería romper el cómodo silencio que los rodeaba.

– Lo siento... por haberte metido en esto.

Entonces Taehyung recordó que Yoongi no tenía ni idea de que él también había salido huyendo de Uranio por la escena que a ambos les había tocado presenciar.

– No importa –dijo, sonriendo levemente.

Yoongi asintió, devolviéndole la sonrisa y dejaron que el silencio volviera a reinar entre ellos, hasta que el frío de la madrugada comenzó a hacerse insoportable. En un acuerdo tácito, comenzaron a caminar en dirección a la avenida principal.

Sus pasos lentos se detuvieron, cuando Yoongi tomó una de las manos de Taehyung. No lo alejó y solo lo miró mientras este se acercaba a su rostro y posaba un corto beso en sus labios.

– Lo siento –dijo en un susurro Yoongi, todavía sosteniendo sus manos y acariciándolas con el dedo pulgar–. Me hubiera gustado enamorarme de ti, Taehyung.

A pesar de ser consciente de que era egoísta, no pudo evitar pensar en que, de no haber conocido a Jungkook, probablemente besar a Yoongi, en una noche de fin de semana, bajo las sombras de los árboles de un parque y la luz tenue de sus faroles, habría sido un sueño hecho realidad. No obstante, ahora, solo se sentía como una acción vacía, sin significado.

– Deberíamos ir a casa –dijo Taehyung y Yoongi solo asintió, ambos sintiendo el corazón más pesado de lo normal.

El chico de la bufanda lila (taekook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora