42. Alivio

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Yoona ingresa a zancadas a su departamento y, luego de detenerse de golpe, se gira para mirarlo impacientemente. Por el ceño fruncido, Namjoon puede predecir el tema de la conversación y desde ya se siente agotado como para fingir que todo está bien.

– ¿Qué te puede tener tan ocupado que no puedes ni responderle una sola maldita llamada a mamá?

Definitivamente no se siente con ánimos de sobrellevar esta conversación o, mejor dicho, discusión. Claro que se sentía culpable por cortar la comunicación con su madre. Simplemente no encontraba la manera de decirle que ya no le importaba tanto que su vida culminara tan pronto.

Ello, entre otras cosas, ocupaba su mente sin descanso porque sabía que ella, a pesar de seguramente haber escuchado lo mismo que él de parte del médico, todavía guardaría la esperanza de encontrar una solución y no la culpaba. Se le hacía imposible dejar de pensar en el dolor tremendo que, como madre, debía estar experimentando al ver a su hijo irse antes que ella.

– Mira, yo entiendo que esto es difícil para ti, pero también lo es para mamá y el resto de la familia –Yoona le da espalda, perdiéndose en la vista del mar de una tarde de verano.

¿Entender? ¿Qué iba entender su hermana de estar muriéndose lentamente y ver que, aún así, la vida pasa como si nada? La molestia es tanta que no logra contener una risita cargada de ironía.

– Difícil –dice en un son de burla–. Difícil es algo que, con mucho esfuerzo, se puede superar, pero esto... Esto es imposible, Yoona.

Decir aquello en voz alta había sido como recibir un baldazo de agua fría. Había hecho todo más real e inevitable.

– Namjoon, lo único que queremos es que seas feliz, incluso en estos momentos –Yoona se acerca a él y posa una mano en su espalda, reconfortándolo. Con el paso de los años, se había permitido olvidar que su hermana podía leerlo como un libro abierto. En fin, tal vez era cierto el dicho de que hay cosas que ni el tiempo puede borrar o quitar–. Apartarte de quienes te queremos y nos preocupamos por ti no va hacer que dejemos de hacerlo, solo te lastimas y nos lastimas en el proceso.

La tristeza en la mirada de Yoona, antes de retirarse, hace que le pese el corazón. Namjoon coge el celular y marca el número de su madre. Al otro lado de línea, ella intenta sonar casual, pero él puede percibir la preocupación que la sobrecoge en ciertos momentos. No tocan el tema. Le cuenta sobre su semana y ella hace lo mismo. La llamada finaliza. Todavía le queda algo más por hacer antes de dar por terminado el día.

Mientras el ascensor lo lleva a su destino, Namjoon trata de controlar su nerviosismo

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Mientras el ascensor lo lleva a su destino, Namjoon trata de controlar su nerviosismo. La cuestión de si esto estaba bien o no había quedado en un segundo plano. Ni siquiera podía pensar en ello. En ese preciso momento, ya frente a la puerta que hace mucho no tocaba, solo podía concentrarse en mantenerse de pie.

Se queda sin aliento cuando lo ve a menos de un metro de distancia. Luce tan real. Entonces, sin previo aviso, se lo cuenta todo. El rostro de Taehyung tiene aquella expresión que veía seguido en su familia, pero esta vez no lo percibe como algo negativo. Todo en el castaño se le hace cálido. Cuando su corto ensueño termina, se percata de que él le está abrazando y que Taehyung también está haciendo lo mismo. Siente sus manos sujetarse a su abrigo, a la altura de su cintura. Se aparta un poco, lo suficiente para poder ver al menor de nuevo, y lo besa. Todo parece regresar a la normalidad, al menos a lo que él conoce como "normalidad", con Taehyung y el vaivén de sus labios. Sin embargo, al cabo de unos segundos, el castaño se aparta y sus ojos, cargados de remordimiento, están fijados en algún punto detrás de él.

Solo cuando Taehyung dice el nombre de Jungkook, comprende un poco lo que está sucediendo. Voltea, y encuentra a un muchacho con los hombros caídos y un aura débil. Los pasos firmes del pelinegro en dirección al ascensor rompen el silencio que se ha instalado en el ambiente, y el castaño va tras él.

– No, Taehyung, no ahora –dice Jungkook en casi un murmuro, evitando mirarle a la cara.

Namjoon observa a Taehyung quedarse quieto en lo que el ascensor se lleva a Jungkook. No sabe qué hacer ni decir. Nuevamente ha regresado al mismo punto sin salida ni alivio. Tal vez todo aquello que le proporcionaba un poco de felicidad solo conseguía dañar a otros.

El chico de la bufanda lila (taekook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora