37. Fantasmas

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Taehyung no sabía si la situación actual entre sus compañeros de piso era buena o mala. Desde su última discusión, ambos habían actuado primero distantes y luego como simples conocidos, como si la confesión de Yoongi y su amistad hubiesen sido el producto de su imaginación. No le parecía que fuese la solución adecuada, pero no se sentía en la posición de decirles qué era lo mejor. Él tampoco había sido del todo honesto con Namjoon respecto a lo que sentía y había dejado que el moreno cargue con el peso de aquello que no había funcionado entre ambos.

Se obliga a dejar de pensar en lo último. Si iba comenzar de nuevo, debía dejar esos recuerdos y pensamientos en el pasado. Coge el cargador portátil y lo guarda en el bolsillo de su chaqueta. Observa su reflejo en el espejo de su habitación. No le convence la base que había intentado aplicar en su rostro para ocultar sus ojeras y, con ello, sus noches viendo series tontas en Netflix. De hecho, no le convence el maquillaje. No es que lo odiara. Le gustaba, pero no en su rostro. Por más que lo intentara, no terminaba de agradarle el producto final. Buscó el desmaquillador y con unos trocitos de algodón lo quitó todo. Tal vez no se veía como todos los días, pero se sentía mejor así.

Se lava la cara y descansa un momento en el lavadero. Mira al suelo y encuentra la cubeta de basura. En ella, se encuentra una cajetilla completa de cigarros. La había arrojado hace unas horas. Fue una tontería en primer lugar comprarlos. Había buscado aliviar su ansiedad con ellos, pero solo había conseguido empeorarla. Otra mala decisión que había tomado en los últimos meses.

En fin, al menos ahora se sentía más tranquilo. Después de tanto embrollo, volvería a encontrarse con Jungkook. Después de aquella conversación que habían mantenido en la parte trasera de un restaurante, le había pedido comenzar de nuevo y él había accedido. Luego de ello no se habían vuelto a ver en casi dos semanas, solo se habían comunicado mediante de mensajes y algunas llamadas.

Jungkook le había comentado sobre su nuevo contrato con una disquera y sus dudas sobre continuar en Uranio. Con la universidad, le había dicho, ya no le quedaba mucho tiempo. Le entendía, a estas alturas, él también pensaba dejar ese empleo y dedicarse de lleno a sus estudios. En fin, tampoco tenía otra opción, ya debía comenzar a practicar o, de lo contrario, no cumpliría con las exigencias de su facultad para graduarse. Jungkook le había respondido que, bueno, era hora de crecer.

Ji-Eun era otro tema de conversación. En realidad, no un tema en sí, pero, en algunas llamadas, Jungkook la había mencionado causalmente. No debía tomarlo así, pero sentía que Ji-Eun era como un fantasma entre ellos. Estaba siempre presente, aunque a veces no lo notara. Había logrado tan fácilmente lo que en un comienzo Taehyung había perdido: un lugar en la vida de Jungkook, pero ahora no era de ninguna utilidad llorar sobre la leche derramada.

Mira su reloj y sale apresurado de su habitación. Si no tomaba un taxi pronto, llegaría tarde a la presentación de Jungkook. Este le había comentado que cantaría una canción en la que había estado trabajando y Taehyung no pensaba perdérsela. Antes de cruzar el pasillo para abrir la puerta principal, nota que Jimin se ha detenido y recostado en el umbral de la cocina.

– Supongo que siempre fuiste tú.

Sabe a quien se refiere.

– Solo somos amigos.

Taehyung siente que toda la sangre se ha acumulado en sus mejillas. Jimin no responde, asiente y se dirige a la sala con una taza de té entre las manos.

El chico de la bufanda lila (taekook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora