50. Demasiado tarde

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Con un poco de suerte, podría volver a ver a Jungkook después de meses, podría decirle que le quería tanto que la distancia que se había instalado entre ellos se ha convertido en un infierno. El miedo de no poder llegar a él lo ahoga de rato en rato, como un fantasma que lo observa, silencioso, pero aterrador, durante todo el camino hacia Uranio.

Jimin parece ajeno a su lucha interna y, sin embargo, su sola presencia lo tranquiliza, no porque le resultara reconfortante, sino porque le brindaba la seguridad de no estar solo. El ambiente de Uranio los recibe como un viejo amigo. El ajetreo del personal, la camaradería de los asistentes y la música del local, en ese preciso momento, parecían haberse convertido en un recuerdo un poco lejano, pero bueno. Ahí había conocido a Jungkook, ahí ambos se habían roto el corazón sin saberlo por primera vez.

La vibración de su celular interrumpe sus pensamientos. Busca el objeto en su bolsillo izquierdo y lo desbloquea. Namjoon había respondido a su mensaje anterior, con el que había rechazado su propuesta de dar un paseo juntos. Le decía que no se preocupara y que comprendía. Sin embargo, era consciente de que sus palabras, a pesar de ser comprendidas, lo lastimaban y aún así no había hecho nada por remediarlo. Taehyung  sabía que, en algún momento, tendría que decirle a la cara que, aunque le quería, no podía corresponderle. Si tan solo su corazón habría aprendido a cerrarle las puertas a Namjoon mucho antes, no se sentiría tan herido y lastimado ahora por la ausencia de Jungkook.

La melodía de una canción acompañada de una guitarra lo devuelve a tierra. Aquella imagen que había anhelado tanto todo este tiempo se encontraba a unos solos metros en carne y hueso. El cabello lo tenía más largo y, en consecuencia, algunos mechones le caían por la frente. Se veía tan inalcanzable, tan diferente al muchacho que había conocido hace apenas unos meses.

Durante la presentación, había deseado que sus ojos lo encontraran, pero al parecer se había convertido en alguien más en un mar de personas inidentificables. Jungkook agradeció al público y, con una sonrisa pícara, se marchó. Luego de unos minutos, Jimin logró divisarlo en la segunda planta. El pelinegro reía de alguna broma que sus amigos habían hecho.

Se armó de valor y decidió dar unos pasos en dirección a ellos, hasta que una escena lo dejó congelado. Jungkook había abandonado la conversación para saludar a Ji-Eun. La había tomado de la cintura y dejado un beso en sus labios, mientras ella lo envolvía en un abrazo tan íntimo, que Taehyung, a pesar de no tener derecho alguno, había sentido la abrumadora necesidad de alejarla de él. Había llegado demasiado tarde.

– Vámonos –sentencia Jimin, guiándolo hacia la salida, y lo último que Taehyung logra ver es a Eunwoo observándolos sorprendido.

El chico de la bufanda lila (taekook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora