67. Confesión

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La presencia de Taehyung había conseguido controlar un poco la tensión entre Yoongi y Jimin, ya que, para el rubio, ver a Yoongi era un recordatorio constante de que lo tenía tan cerca, pero no como hubiese querido, así que últimamente no podía tolerar compartir un espacio solo con él. Por ello, en este preciso instante, sin Taehyung a la visa, Jimin se sentía irritado, no solo porque Yoongi había tenido la brillante idea de quedarse en casa, sino porque también le había parecido un buen momento para hablar por celular, durante un partido.

Lo cierto es que a Jimin no le interesaba el fútbol, pero que Yoongi no le deje escuchar ni una parte de lo que los comentaristas decían por andar cotorreando con probablemente Su-Ji, no le causaba ninguna gracia. Cuando ni los carraspeos lograron dejarle claro el mensaje a Yoongi, Jimin deja el control sobre la mesita de centro, generando un mini estruendo por la fuerza que había invertido en la acción. Había comenzado a retirarse, cuando su mano fue sujetada.

– ¿Qué pasa? –pregunta Yoongi con genuina confusión y eso hace que Jimin se enoje más, porque empezaba a cansarle ser el único consciente de sus sentimientos. Yoongi había pasado por lo mismo y lo sentía, pero incluso él, aunque no en un buen momento, se las había arreglado para decirlo. En cambio, Jimin se estaba hundiendo solo, ahogado por los celos.

Entonces, en medio de los gritos de emoción por un gol totalmente predecible, el rubio decidió que esa era su oportunidad de ser honesto con Yoongi. Luego pensaría en las consecuencias, en Su-Ji y sus generosas reacciones.

– Me gustas. Eso es lo que me pasa.

Yoongi permanece en silencio y eso es suficiente para Jimin. Ya había dicho lo que tenía que decir, otra cosa era quedarse a ser humillado.

– ¿Por qué ahora? –pregunta Yoongi con una expresión, que honestamente el rubio no sabía cómo interpretar: ¿tristeza? ¿dolor? ¿un poco de ambos?

– No lo sé –responde, ansioso por desaparecer de ahí y refugiarse entre sus sábanas.

– No, sí lo sabes –suelta Yoongi y Jimin no puede evitar mirarle a los ojos–. Te jode que el resto sea feliz sin ti. Eso es.

El rubio cierra los ojos, logrando contenerse hasta que oye a Yoongi reír por lo bajo–. Sí, tienes razón, pero te equivocas en algo –dice, acercándose al otro y dejando a penas unos pies de distancia–. Me jode que tú seas feliz con alguien más.

Da la vuelta para dejar el lugar, pero un par de manos en sus brazos se lo impiden. Es muy tarde cuando recobra el control: tiene a Yoongi a solo centímetros de distancia. Quiere besarle, pero no está seguro de si debería. Ya había causado suficiente daño en la relación de Taehyung y Jungkook sin saberlo, y ahora que era consciente de Su-Ji, tenía menos razones que justificaran sus acciones. Solo cuando se atreve a mirar a la cara a Yoongi, comprende que tal vez esa situación era distinta, así que, dejando atrás las objeciones mentales, decide acercarse un poco más. Se detiene y espera.

– ¿Sigues con ella?

Yoongi niega–. No desde que tú y ella hablaron.

– Así que, ¿ya lo sabías? –pregunta Jimin, alejándose un poco.

– Sí.

Quiere irse, pero sus piernas no responden, no cuando Yoongi deshace cada centímetro que los separa, no cuando por fin puede sentir sus labios sobre los suyos.

El chico de la bufanda lila (taekook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora