Tras pensarlo por un buen tiempo, Taehyung finalmente había optado por mantenerse al margen y llevar un luto más personal. Namjoon y él habían decidido darle un final a lo suyo antes de seguir con sus vidas, así que esa había sido honestamente una buena opción. Lo anterior no significaba que no le interesaba, de hecho, pensar en ello le generaba nostalgia, más que tristeza porque era plenamente consciente de que Namjoon había tomado la decisión de detener un tratamiento que solo alargaba su agonía.
Taehyung dejó las llaves en la mesita de la entrada, se quitó el saco y desabrochó los primeros botones de su camisa. Estaba agotado. Era su último ciclo en la Facultad y todo había comenzado a tornarse increíblemente agotador, incluyendo el trabajo, que ahora era mucho más demandante, ya que, desde hace unas semanas, Taehyung había sido puesto a prueba para un puesto como bachiller hasta que consiguiera su título.
–¿Hola?
El silencio del departamento le había inquietado, pero podía percibir que alguien estaba en la sala. Podía sentirlo. Su corazón había comenzado a latir acelerado, incluso más cuando identificó una silueta al lado del ventanal de la sala. Una silueta con la que soñaba y anhelaba constantemente.
– Jungkook –dijo, más para convencerse de que la persona que estaba a unos metros de distancia era el muchacho de quien se había enamorado perdidamente.
– Tae –respondió el otro, acercándose a él, no lo suficiente para llegar a tocarle, pero sí para observarle con detenimiento.
– ¿Eres real? –preguntó bajito, llevando una de sus manos a las mejillas del pelinegro. Había soñado con esto tantas veces, que debía asegurarse de que Jungkook, esta vez, era real y no producto de su imaginación.
El mayor se dejó hacer, disfrutando del contacto, pero sin atreverse a romper la distancia que todavía quedaba entre ambos–. Claro que sí.
El castaño era consciente de que Jungkook estaba siendo cauteloso, dándole espacio para tomar decisiones, empero él solo deseaba una sola cosa: volver a sentirlo cerca. Rodeó su cintura con los brazos y se recostó contra su pecho, haciendo aún más evidente la diferencia de tamaños, que, en el tiempo que habían estado separados, se había incrementado notablemente.
– Te he extrañado tanto –murmuró Taehyung contra su pecho–. He soñado con esto tanto tiempo, que pensé que de nuevo eras solo una ilusión.
El pelinegro llevó sus manos a la espalda de Taehyung y lo reconfortó.
– También te he extrañado mucho. No sabes cuánto –murmuró, acercando un poco más a Taehyung a su cuerpo.
Taehyung rompe su burbuja y, con necesidad en los ojos, mira a Jungkook. Sus facciones habían cambiado y le daban un aire mucho más maduro. Su cabello había crecido y sus labios lucían apetitosos, más de lo que recordaba, tal vez porque se había privado de ellos por mucho tiempo. Ante la atenta mirada del pelinegro, Taehyung lo atrae por el cuello de su abrigo, adueñándose de su boca. En cuestión de segundos, Jungkook toma las riendas del asunto y el castaño se ve acorralado contra la pared, sintiendo a sus piernas flaquear. El mayor lo nota y lo sujeta de la cintura.
– Te amo –dice el castaño, sujetándose de los hombros de Jungkook.
– Yo a ti –responde este último, todavía con la respiración un poco agitada.
– Quédate hoy conmigo, por favor –pide en casi un susurro, sintiéndose tan necesitado de atención que no puede evitar sonrojarse.
Jungkook asiente y Taehyung, guiándolo como un niño pequeño, lo lleva a su habitación. El pelinegro se quita el abrigo y lo deja en la silla de estudio del castaño. Sin una palabra más, ambos se recuestan en la cama y, después de lo que les pareció una eternidad, Jungkook y Taehyung finalmente logran descansar sin preocupaciones.
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El chico de la bufanda lila (taekook)
Romance"El amor duele tanto como reconforta" Las vidas de Kim Taehyung y Jeon Jungkook se cruzan como si ambos hubiesen estado destinados el uno para el otro, pero el silencio podría llevarlos por rumbos separados. Kim Namjoon, cegado por sus propios miedo...