Capítulo 46

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Llegué a tiempo al centro comercial.

No es un secreto que me resistí a venir y pensé en poner como excusa que me había enfermado del estómago o había surgido algo para no aparecer. Katy insistió que eso era demasiado y que tal vez si le daba una oportunidad podría llevarme una sorpresa, pero solo espero que la sorpresa sea regresar a casa con paz mental.

- ¡Hola! - saludo mientras se acercaba.

Solté un suspiro y sonreí.

- Que bueno que llegaste. ¿A dónde iremos primero?

- Tengo algunas opciones... Vamos, seguro encontraremos algo.

Asentí mientras empezábamos a caminar. Observe los locales que venden comida, zapatos, dulces, lámparas, etc. En realidad, la plaza está bastante tranquila, lo cual es sorprendentemente cómodo. Lo único que falta para mejorar la experiencia sería comer unas crepas... Iré a comprarme unas cuando termine esto.

- ¿Tienes alguna idea? ¿Corto? ¿Largo? ¿Con estampados, brillos o algo? ¿Estraple o con tirantes?

Abrí los labios, pero no me anime a decir algo. Este es su fuerte y solo estoy aquí por casualidad, así que solo solté lo primero que me vino a la mente:

- En realidad, no. Tal vez lo descubra una vez que lo vea.

- Encontraremos algo - aseguró y tomo mi mano - ¡Entremos ahí!

El tiempo paso... una, dos, cinco, ocho tiendas de vestidos y nada. Vimos diversos estilos y colores, pero ninguno se sentía que fuesen el indicado o me favoreciera como esperaba. No es un secreto que no soy muy alta, así que la mayoría me quedan grandes, flojos o demasiado cortos. Lo de menos sería mandarlo a arreglar, pero no tenemos tiempo, ya que quieren hacer la presentación oficial en 3 días.

Continuamos caminando por el lugar hasta que recibió una llamada.

- ¿Sí? - coloco el teléfono en uno de sus oídos - ok. Lo tengo, voy para allá.

Se giro hacia mí, algo angustiada. Yo solo parpadee, confundida.

- ¡Lo lamento! Tengo que irme, mamá quiere que la ayude a entregar unos documentos.

- No te preocupes, ve tranquila - mi voz sonó exhausta y tal vez un poco decepcionada. Justo como lo quería.

- En serio lo lamento. Pero espero verte el viernes ¿De acuerdo?

- Seguro. Igual gracias por venir, me sirvieron mucho los consejos que me diste.

Hacer lo políticamente correcto a veces se siente incorrecto. En fin... Nos despedimos y ella se alejó. Una vez que la perdí de vista, busqué una banca para darme un respiro.

- Veamos... - saqué el mapa virtual de la plaza y lo empecé a checar - donde... Donde... ¡Ajá!

Me levanté y comencé mi travesía hacia mí primera parada: la heladería.

- Buenas tardes, ¿podrías darme en un cono de helado de queso? - pedí a la chica que está atendiendo.

Ella asintió con una sonrisa y empezó a prepararlo.

- Son 5 euros - me entregó mi postre y empecé a buscar el dinero.

- Cóbrate de aquí - alguien más hablo, haciéndome levantar la vista - y dame también un helado de albaricoque, por favor.

- Gracias - comenté mientras empezaba a lamer la nieve - Es bueno verte otra vez, Hanna.

°°°

- ¿Entonces estás aquí por eso? ¿En serio? ¿Aquí? – parece no caber en su incredulidad.

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