Capítulo 11

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Hice el menor ruido posible al entrar, hasta que Blake grito ¡Ya llegué!

Una señora con un mandil color rojo ingreso al living. Es guapa, de cabello rubio y ojos negros, ligeras pecas salpican su rostro y es un poco más alta que yo.

- Me da gusto cariño, estaba preocupada por ti - dijo aliviada, en su idioma natal.

Cuando se dio cuenta de mí, miro a su hijo sorprendida, pero no dijo nada.

- Ohh... hola - conteste al mismo tiempo en que Blake decía "Bueno... ella...".

Ambos nos miramos y reímos incómodos, le hice una señal para que continuará. A fin de cuentas... es su familia.

- Ella es Atenea, mi amiga - su madre se giró hacia mí y me estiró una mano.

- Que tal, soy Cecilia Herondale, madre de este niño.

- Hola, Atenea Sean. Es un placer - solté acompañada de una sonrisa.

Blake le miró mal por lo de "niño".

- Llévala a la sala cariño. ¡Ah! tú papá está en la compañía junto tus hermanos, así que no estoy segura de a qué hora llegaran - comento, dándose la vuelta y desapareciendo de nuestra vista.

Blake me guío hasta una bonita sala de estar.

Su hogar me da una sensación un tanto aristócrata, con sus paredes de color crema, las cuales combinan perfectamente con la sala y muebles cafés. Tome asiento y Blake se colocó a mi lado. Su madre regreso poco tiempo después, con unos vasos de jugo de lima.

- Y bien Atenea, ¿De dónde eres?

Su inglés me encanta, la hace ver mucho más sofisticada y amable.

- México, vengo de ahí - di un trago al agua y me sorprendí de lo delicioso que resulta. No parece tener mucha azúcar, pero es lo suficientemente dulce para apreciarla.

- ¿Y de dónde se conocen? ¿Vas en la escuela con mi hijo?

Sentí como el color del rostro me abandonaba por un momento para después adquirir un tono carmesí en las mejillas.

Me puse a pensar a una velocidad atroz que debería decir a continuación... ¿Aparecí de la nada?, ¿Me arrastraron aquí...?, ¿Nos conocimos hace un mes? Debo ser convincente para poder quedarme y dar una buena impresión, o por lo menos, algo decente.

- Yo...

Decirle o no la verdad, ese es el problema.

- Mamá, no creo que eso sea importante. Mejor cuéntame cómo te fue hoy en tu reunión - soltó Blake sin saber que más hacer.

La señora Herondale achico los ojos y alterno la mirada entre nosotros. Poco después soltó un suspiro y dijo tranquilamente:

- Se estuvieron peleando nuevamente por la misma situación ... Ya no las soporto. Espero que cuando llegue la chica, se relajen.

Mientras ellos continuaron platicando, yo me puse a pensar si vale la pena decirle la verdad a la familia de Blake. Él jamás me juzgo, muy por el contrario... me brindo una mano y un sitio para dormir cuando más lo necesito; tal vez fue una especie de ángel mandado para que deje de hacer estupideces...

Además, tomando en cuenta que está mujer lo crío... parece correcto explicarle mi situación.

Al levantar la vista, note que ambos tienen los ojos puestos en mí. Estire una de mis manos para tomar la de Blake, el cual me miro un poco confundido, pero de una manera tan clara... Que me di cuenta de que puedo confiar en él.

Me armé de valor y lo solté.

- Yo... llegue aquí por error. Alguien me trajo en contra de mi voluntad, y al darme cuenta de sus intenciones logré irme, pero no sé cómo regresar a mi hogar - trague el nudo que se empezaba a formar en mi garganta y baje la cabeza - no creo que mi familia sepa lo que me sucedió, estoy aterrada por su reacción y lo que les pueda suceder...

Lágrimas empezaron a caer silenciosamente de mis ojos. No es mi intención llorar y hacer un drama frente a gente a la que no soy cercana, pero parece que soy una bomba emocional que decidió estallar ahora. Sentí un abrazo y la mujer empezo a susurrarme que todo estaría bien, que podía sentirme tranquila, lo cual provocó que soltara un sollozo bastante audible. Ella me apretó contra su cuerpo un poco más.

Nos mantuvimos en esa posición unos 5 minutos en los que saque todo el coraje y malestar que traía, todo el dolor y preocupación. Al separarnos, Cecilia me miró con tanta empatía que mi corazón se estremeció, le pidió a Blake que trajera el teléfono y papel higiénico. Éste regreso con ambas cosas en tan solo un momento y me los tendió.

- Tranquila, intenta contactarte con tu familia, explícales porqué estás aquí y asegúrales que estás a salvó. Deben estar destrozados de angustia. Si necesitas que te apoye en algo, avísame.

Se levantó del sillón y le dio una mirada inquisitiva a su hijo. Blake sólo me miró una última vez y susurro:

- Regresaré en cuanto acabes.

Tomé el papel y soné mi nariz.

No quiero que me escuchen mal, así que di un par de respiraciones profundas y marqué el número de casa. Uno, dos, tres, cuatro tonos. Nadie contesta.

Colgué y marqué al número de mi papá, el cual contesto a los 2 timbrados.

- ¿Bueno? ¿Quién habla? - sonó tan cansado y apagado que me encogí.

- Hola papá, soy yo - mi respiración se comenzó a acelerar.

No sé cómo enfrentarlo y eso me está aterrando.

- ¿Atenea? - su voz se entrecorto, se escuchó que le susurraba a alguien más y sonidos de exclamación - Hija, estás en altavoz, ¿Dónde estás? ¿Te encuentras bien? Te marcamos, pero no respondiste, así que le pedimos a la vecina que fuera a verte y...

- Papá, tranquilo estoy bien. Yo... Tuve que salir por un llamado de emergencia, pero regresaré en cuanto me sea posible ¿Sí?

- ¿Cuándo te sea posible? - esta vez es la voz de mamá - ni hablar, dime dónde estás e iremos por ti. ¿Tienes idea de todo lo que paso por nuestra cabeza cuando la vecina nos dijo que encontró a un sujeto muerto frente a la casa y todo destruido? La policía nos contactó y...

- Lo sé, y lo lamento - solté un suspiro para tranquilizarme - escuchen, no puedo volver aún, pero lo haré en cuanto me sea posible, se los prometo.

- Nada de eso, escucha señorita, si no me dices donde estás le pediré a la policía que emita un comunicado por todos los medios para reportarte como desaparecida y...

- Mamá basta, escúchame... por favor... Estoy bien, no les puedo explicar mucho hasta que tenga la información completa, pero quiero que cuiden bien a mis hermanos ¿De acuerdo? Les prometo que me cuidare. En este momento estoy en casa de un amigo, su mamá me ofreció quedarme.

Un ligero cambio en la forma de narrar las cosas no afecta a nadie.

- Dame su nombre, para saber al menos con quién diablos te estás quedando - dijo mamá.

Está perdiendo la cabeza, lo sé. Mire el vaso de agua que aún tengo frente a mí, tomé un trago y solté un "los amo" antes de colgar.

Es la tercera vez en el día que me pongo a llorar así, me siento realmente mal y no veo como salir de este aprieto.

Escuché un carraspeó y al levantar el rostro me encontré con Blake, mirándome tan triste que no pude evitar llorar con mayor fuerza. Se acercó y me abrazo, justo como había hecho hace unos minutos atrás su madre. Su perfume entro por mis fosas nasales y me di cuenta que es tan ligero y fresco que podría pasar desapercibido.

Me alejé un poco y pude sentir el peso de mi situación actual, pero también el apoyo que me está brindando el destino al ponerlo frente a mí.

Los MorgensternDonde viven las historias. Descúbrelo ahora