Capítulo 2

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Todo comenzó en el ocaso. Me dolía todo el cuerpo y me sentía muy cansada, por lo que decidí ir a descansar. En mis sueños veía sombras, escuchaba a gente susurrar, decirme cosas que no logro entender.

No sé en qué momento desperté y vi a 2 chicos, hablando y viéndome enojados.

- ¿Crees que viva? - El pelinegro me vio duramente, como si esperara que fuese una broma.

- No estoy seguro, sabes que la transición es difícil. Y bueno, si le agregamos que es mujer... - simplemente soltó con una mueca.

- ¿Quiénes son? - susurré.

Mamá atravesó la puerta con un plato lleno de sopa y me sonrió.

- ¡Qué bueno que estás despierta cariño! Te traje un poco de comida caliente.

Se acercó y me trato de lo más normal del mundo, pero hay algo que no me cuadra. Los sujetos que creí eran un sueño... siguen aquí, viéndome.

El chico de cabello negro se dio la vuelta y asomó la cabeza por la ventana, parece estar en alerta; el otro tiene el cabello rubio, ojos azul fuerte, de 1.70 más o menos, es delgado y me mira atento, como si fuese un experimento.

Voltee a ver a mamá y al chico, como si ella pudiera decirme que hacen 2 completos extraños en mi recámara.

- Mamá... - soné más preocupada de lo que pretendí.

- Dime cariño - respondió tranquilamente, tanto que dudé en hacer mi pregunté.

- ¿Quiénes son? - dije, señalando a los chicos con la cabeza.

- ¿Quienes? - Giro su cabeza en la misma dirección, y cuando me volvió a mirar me di cuenta que he cometido un error.

- Ellos... Los chicos frente a mí.

Los tres me miraron detenidamente, mamá con cara de preocupación y los chicos entre sorprendidos y fastidiados. No entiendo que está pasando...

Si hubiese muerto, mi madre no debería estar aquí... pero tampoco parece un sueño, ya no.

- ¿Quiénes cariño? - preguntó tomándome la temperatura nuevamente - ¡Santo cielo! Tienes 39°C, debemos llevarte al hospital... - sonó asustada y salió a llamar a alguien, supongo que a papá para avisarle.

- No podemos dejar que se la lleven - le dijo el rubio al pelinegro.

- Mm... Tienes razón, es más fácil entrar y salir de aquí - sentenció.

- ¿Quiénes son? - repetí mi pregunta y achiqué los ojos.

- ¿Entonces que hacemos Daemon? ¿Ya es hora?

- No... Aún no está lista. Si sobrevive la llevaremos con nosotros - contesto al que ahora sé que se llama Daemon.

- Arg, esto es exasperante. Me aburro. Había quedado con Naomi para ir a entrenar - hizo un morrito.

Se ve extrañamente tierno.

- ¿Naomi? ¿Quién es Naomi? – dije, levantando una ceja.

Siguieron hablando por 10 minutos sobre si sería bueno llevarme, si un tal "Luca" estaría de acuerdo, o si el consejo los castigaría.

- Es la última maldita vez que pregunto, ¿Quiénes son ustedes y qué hacen en mi habitación? - grite.

Ya estoy cansada, me duele la cabeza y sus tonterías no ayudan. Ambos me miraron y me di cuenta de 3 cosas:

1. Son guapos, extraña e inquietantemente guapos.

2. Su forma de verme, es escalofriante. Como si quisieran ver mis pensamientos.

3. Mamá había llegado y nos mira: a ellos y a mí. 

Los MorgensternDonde viven las historias. Descúbrelo ahora