Capítulo Especial Jace.

607 62 0
                                    

Después del desastre de ayer decidí levantarme a hacer un poco de ejercicio para calentar los músculos. Al ser las 7 de la mañana todo permanece muy silencioso, por lo que me dirigí a la sala de entrenamiento y estuve ahí alrededor de una hora. Regresé a mi habitación para tomar un baño y después de un tiempo, bajé a la cocina con un hambre atroz.

Al llegar al comedor vi a Atenea en completa paz con un rol entre sus manos. Sonreí ante las ideas que venían a mi cabeza y entre.

- ¿Quieres moverte? Yo también quiero uno - la empuje ligeramente y tome un par.

- Largo, no vez que estoy disfrutando de mi panqué - soltó irritada.

Trae puesta la misma ropa de ayer.

- Ohh claro que lo noto, incluso se te escurrió un poco de saliva - comenté con una sonrisa de oreja a oreja - justo aquí - y toqué ligeramente su cachete.

- Arg, déjame en paz - se sentó alejada de mi con un mohín.

- ¿Y cómo te sientes? - pregunté intentando aligerar su molestia un poco.

El convivir de esta manera con una chica es diferente... no estoy seguro de hasta dónde puedo llegar con mis bromas o qué nivel de tolerancia tiene.

- Bien, creo que solo necesitaba descansar. Por cierto... ¿Tendrán un teléfono aquí? Necesito marcarles a mis padres para decirles que...

- No, no tenemos - solté con el aire atrapado en mis pulmones.

Maldición. Se nos había olvidado hablar con ella y a nuestros padres no le dará gracia.

- Uy, que carácter - encogió sus hombros y siguió comiendo, pensativa.

Debo encontrar la manera de decírselo o explicarles que había sucedido sin ser asesinado. Suficiente tenemos con el cónsul pisándonos los talones como para que a mamá se le salga un tornillo del estrés.

- Muy buenos días familia - llegó Daemon, atravesando las puertas y sonriendo - me alegra verte de pie – dijo, tomando un par de malvaviscos y llevándoselos a la boca.

- ¿Me perdí de algo? - Tobías apareció de la nada, notablemente recién levantado. Tomo asiento a lado de Atenea y soltó - ¿Qué tal Atenea, dormiste bien?

- Claro que durmió bien - respondí virando los ojos - ¿no vez su apetito?

- ¿Qué, envidia? - Atenea tiene las mejillas sonrojadas y levantó una ceja en señal de querer jugar.

- Ni un poco cariño, tu rostro aún está hinchado y tienes algunos moretones - solté con gracia.

Tener a una hermana como ella, será divertido.

- Vaya imbécil - susurró y termino por comerse su tercer panqueque.

Sin duda tiene un buen apetito, humor y carácter; anotado.

- Basta, basta. ¿Qué sucede aquí? - entro papá acompañado de su periódico. En cuanto vio a la chica, sonrió y le tendió la mano - Buenos días. Mi nombre es Luca Morgenstern, soy el padre de estos chicos.

Ambos de pie parecen una historia cómica, Atenea apenas alcanza el 1.60 y Luca está cerca del 1.80. Sonreí y los miré desde mi lugar.

- Hey, Jace - susurró Daemon - ¿Te dio tiempo?

- ¿De hacer qué?

- Comentarle lo que debíamos... Acabo de recordarlo.

- No... No tuve oportunidad, llegó Tobías.

- Por favor toma asiento, ¿Ya te ofrecieron de desayunar? - preguntó papá mientras nos miraba.

Aparente no escuchar y mostrarme ajeno a lo que le había preguntado, Tobías de atragantó y Daemon lo miro molesto.

Los MorgensternDonde viven las historias. Descúbrelo ahora