Fui consciente cuando entraron a la casa y empezaron a entrenar y platicar.
Hoy nadie había ido a trabajar, por lo que las 11 personas que se encuentran aquí hacen que quiera lanzarme por el balcón. Suspiré de cansancio cuando abrí los ojos, el efecto de las pastillas ha pasado.
- ¡Vamos! - escuche a Jace gritar como si lo tuviese a 3 metros.
- Eres un dolor de cabeza - sentencio Blake mientras lanzaba golpes.
Estoy de acuerdo con el chico.
Empecé a buscar el cóctel de vitaminas que me han estado preparando, pero no hay nada en los buros; me senté y sobé mi estómago. El ardor que se genera por no consumir alimentos sólidos es terrible.
- ¿Kennet? - aborde su mente.
- ¿Sí? - contesto tranquilo.
- ¿Crees que podrías traerme una fruta?
- ¿Aún no han llevado tus bebidas? - pregunto extrañado - voy para allá.
Dejé mis pies colgando en la cama y tomé otras dos pastillas. Estar dopada por tantos días no parece realmente una opción viable, Tobías tenía razón.
Katy nos avisó que mañana vendrá un hermano silencioso a checarme. Mentiría si dijera que no tengo miedo, pero es lo correcto y más sencillo.
- ¿Puedo? - Kennet pregunto mientras se abre paso a la habitación.
- Por supuesto.
- ¿Y los demás? ¿Dijiste que están durmiendo? - pregunto Dylan a Daemon - ¿No es extraño que sigan?
- Si. No han tenido noches tranquilas y están realmente cansados - le respondió sin inmutarse.
- ¿Atenea también? Quisiera pasar por lo menos a saludar.
- Ella en especial. Como hemos estado entrenando, creo que la llevamos al límite... Pero seguro le avisaré que estuvieron aquí - sonrió dulcemente, como si no nos estuviéramos convulsionando a solo unos metros.
Note la duda en su cerebro y como crecían sus preocupaciones.
- ¿Entonces...? - la voz de Kennet me hizo regresar. Creo que me había estado hablando antes de perderme.
- Yo... lo lamento, no escuché - me sincere mientras parpadee - están teniendo problemas allá abajo para convencerlos...
- No solo a ellos... Mamá vino a los pocos minutos de que llegarán. Me dijo que Tobías ya estaba deshaciendo las dudas que aparecían en sus mentes apenas las detectaba y que sería complejo porque todos son bastante perceptivos.
Estoy segura de que ambos nos vemos terribles porque puedo verlo y verme a través de todos: ojeras, pómulos hundidos, mirada perdida, seguro bajamos dos o tres kilos.
- Era de esperarse... - sentencie, recargándome en la cabecera.
Estuvimos sentados sin decir nada. Tomé el jugo y apreté los labios cuando lo noté más rojo de lo normal.
- ¿Qué le pusieron extra? - lo sopesé y olí. Naranja, limón, betabel, pepino, miel...
- No lo sé. Ya estaba preparado en la cocina cuando llegue - se giró a verme, confundido.
Le di un trago y palpé en la lengua. En cuanto detecté que es, corrí al baño a escupirlo.
- ¿Qué sucede? - Kennet me alcanzo.
- Tiene sangre - susurré mientras busco el cepillo de dientes.
- ¿Sangre? - me observo, aterrorizado.
ESTÁS LEYENDO
Los Morgenstern
SonstigesVolteé a mi alrededor, observé a cada persona y la forma en la que me miran: hay miedo, sorpresa, sarcasmo, enojo y orgullo. Cada miembro de este lugar me considera una amenaza o un medio para hacerse notar. Alcé la cabeza altivamente y aprete los...