Capítulo 24

811 73 4
                                    

- Mi nombre de nacimiento es Gorgan Azbendith, mi padre biológico es el demonio Behemoth el cual fue uno de los ángeles que cayó desterrado junto a Lucifer, ha sido su mano derecha y se le considera como el creador del mal. Tengo dos hermanas un poco mayores que yo, pero mucho más incomprendidas, probablemente las conozcas - hizo una mueca y continúo - Cuando cumplí 5 años descubrí a través de fotografías a la que fue mi madre, una humana que había sido objeto de su lujaría y obstinación, sin embargo, murió al darme a luz.

           Sé que probablemente pienses que era horrible vivir con él, pero hasta cierto punto no entendía de lo que me hablaban o que era lo que hacía; me crío como a cualquier otro chiquillo, dándome lo que pedía y llevándome de paseo entre los lindares del infierno y este mundo.

Me dedique a mirarlo, tratando de asimilar cada una de sus palabras

- Al ser un poco mayor me dejaba acompañar esporádicamente a una de mis hermanas a su trabajo, ya sabes, para "aprender la labor familiar".

      Entendí que el mundo que yo consideraba "novedoso y magnífico" no era muy diferente al de abajo, pues el hombre es tan egoísta e irracional que puede ser capaz de matar a los suyos con tal de obtener lo que quiere.

       Después de peleas constantes con mi padre, decidí irme y empezar desde cero. Y aquí es donde se pone interesante, pues viví como sedentario, estuve en el nacimiento de Grecia y Roma, fui lacayo de Julio Cesar, protector de Cleopatra y consejero de Napoleón; en cada una de esas etapas desempeñé un papel diferente con familias diferentes, pues en algunos casos aparentaba ser un pobre huérfano mientras que en otros era un hijo adoptado. En la actualidad mi apellido viene del que se hace pasar por mi padre, el señor August Dankworth el cual es un reconocido brujo que también fue adoptado.

- ¿Y quiénes son tus hermanas?

- Como ya dije, probablemente las ubiques - me miró expectante - sus nombres son Frida e Indira, mejor conocidas como "muerte" y "discordia".

- Estás jodiéndome - lo miré con los ojos desorbitados, a lo que él simplemente río.

- Al contrario, algún día puede ser que te las presente, pero esperemos que no sea pronto.

- ¿Y por qué todos los brujos son hijos adoptivos? ¿No pueden concebir? ¿El señor Dankworth conoce tu historia? - lo mire interrogante.

- No, los brujos somos estériles. Hay niños que nacen con las cualidades de un brujo y son adoptados para enseñarles desde pequeños. En cuanto a lo de mi "padre"... Solo sabe que soy un brujo sumamente hábil, es mejor así.

- Vaya... - solté un poco de aire - tu vida sí que es interesante. Tengo tantas preguntas... Pero la que me importa en este momento es ¿Por qué yo? ¿Por qué me tienes que proteger o lo que sea?

- Nunca me había sucedido, si te soy sincero - giró su mirada al frente y sonrió, adquiriendo un aura soñadora - verás... Hace unos 13 años tuve un encuentro con una niña, la cual se encontraba llorando a la mitad de una calle en Canadá, tenía cabello castaño y simplemente berreaba "mamá, mamá"; me acerque lentamente a preguntarle porque lloraba, sin embargo, no logro decirme nada. Cuando saqué chispas de mis dedos se detuvo y me miró, empecé a hacer figuras como un perro, oso y...

- Un caballo - susurré.

- Exacto. Le dije que el caballo la llevaría con su mamá, por lo que debíamos seguirlo. Después de 10 minutos caminando, su mamá la vio y le tomo en brazos llorando... La niña me sonrió y se despidió. No la volví a ver hasta hace un par de noches en un sueño, dónde no paraba de llorar, pero en esta ocasión estaba siendo lastimada.

Los MorgensternDonde viven las historias. Descúbrelo ahora