Capítulo 55

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- Olvídalo - escuche a Kennet desde la sala.

Tomé mis galletas y salí de la cocina.

- Ellos también los distraerán - la voz de Katy sonó cansada.

- ¿Por qué no mandas a Jace? Él es mejor en esto - se quejó como un niño mientras enterraba la cabeza entre sus brazos.

- ¿Qué sucede? - aborde la conversación mientras mordía mi alimento.

- No es pregunta hijo - Katy soltó un suspiro - esto lo hacemos por tu hermana.

Me senté lentamente en el sillón junto a Kennet y sobé su espalda. ¿Qué tiene que hacer por mí que sea tan desastroso?

- Iré a hablar con los hermanos silenciosos - se levantó y camino hacia la puerta principal.

- ¿Qué es? – le pregunte a mi parabatai.

- Quiere que vaya de visita con los Hondmall - hizo una mueca - Es probable que me acompañe Thimoteo, pero...

- ¿Porqué? - di otra mordida a la galleta.

- Para distraerlos y vigilarlos - se acomodó mejor en el sillón y me recargue en el extremo, dejando mis piernas encima de él - hay que evitar que te observen con demasiada atención si queremos resolver este embrollo sin salir tan perjudicados.

- Katy dijo que también los otros harán algo - comenté mientras le ofrecía una galleta, la cual acepto gustoso.

- Si... Jace y Tobías irán con los Herondale, Ender y Daemon con los Wang y nuestros padres con el cónsul. Todos seremos la carne fresca y servida en bandeja de plata.

Asentí, entendiendo el punto.

Esto es muy propio de ellos, pensar en todas las posibilidades y amarrar cabos suelos. Naturalmente los Hondmall son los más incisivos, pero dudo que sean peligros, bien dicen "perro que ladra, no muerde".

Mis labios se curvan en una ligera sonrisa ante una idea descabellada.

- Si sirve de algo, prometo llamarte para que salgas rápido de ahí.

Enarcó una ceja y dirigió sus orbes bicolor hacia el paquete semi vacío en mis manos, por lo que estire el brazo y tomo otra.

- Puedo aparentar que descubrí algo que rompiste o simplemente gritar que si no te encuentro en 10 minutos en tal lugar, tendrás serios problemas.

- Estás loca - me regaló una linda sonrisa, lo cual permitió que me relajara un poco - pero suena a algo que harías.

Coloque mi rostro serio en cuanto soltó esas palabras. ¿Debería sentirme ofendida o halagada?

- En ese caso... - añadí mientras me coloco de pie - hagamos algo divertido. ¡Vamos de compras!

- ¿Compras? - sus cejas de levantaron y se dejó caer hacia atrás, acomodando sus brazos detrás de su cabeza - tiéntame más.

- ¿Un helado?

- No es suficiente...

Vaya, el público es difícil.

- ¿Qué te parece un suéter y un helado?

- Tienes mi atención.

Maldita sea, hay hombres complicados en este planeta y después se encuentran ellos. ¿Acaso planea dejarme en la quiebra?

- ¡Bien! Un suéter, un libro y un helado - enumere mientras sus labios se curvan completamente hacia arriba - es mi última oferta.

- Entonces, vamos - me guiñó un ojo y caminamos hacia la salida.

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