Capítulo 27

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Habíamos jugado a las escondidas, serpientes y escaleras, ajedrez y luchitas. Ahora Jake me tendía un control de su consola.

- Yo... Prefiero verlos jugar - sonreí y negué con las manos.

- Pero yo quiero jugar contigo - hizo un morrito y se colocó en cuclillas.

Jake era la persona más tierna que había conocido en estos últimos meses, sus ojos eran sumamente expresivos y su actitud cariñosa y preocupada me hacía querer meterlo en una manta y cuidarlo eternamente.

- ¿Por qué no ambos me enfrentan? Estoy seguro de que no son competencia para mí - Loan nos guiño un ojo. Jake lo miro tan feo que solté una carcajada pura.

- Ven Jake, le enseñaremos como se juega - se acercó y tomo asiento entre mis piernas.

- ¿Sabes cómo se hace? - me susurró mientras ponía sus manos sobre las mías.

- Claro - susurré de igual manera - lo dejaremos muerto antes de que se de cuenta.

Nadie sabía que era una experta en videojuegos debido a mis hermanos. Con Sam aprendimos a jugar hace 7 años, ambas amábamos estar horas frente a este tipo de consolas; cuando nació Thomas lo suspendimos temporalmente, pero al cumplir 2 años, el niño aprendió a manejar esa cosa y nos divertíamos los 3. Mi especialidad son los juegos de peleas o carreras, pero se jugar de todo.

Apenas empezó la partida comencé a realizar comandos bastante hábiles y en menos de 30 segundo la pantalla mostraba nuestra victoria.

- ¡Si! - Jake me abrazo y se levantó para hacer un baile.

- ¿Pero qué? ¿Cómo? - Loan me miraba bastante sorprendido.

- Que te puedo decir, somos magníficos - me levanté y le seguí el "baile" a Jake.

- ¿2 de 3? - pregunto el mayor, haciendo que nos detuviéramos.

- ¿Qué dices, le damos otra oportunidad?

- Claro, ¿Puedo jugar el siguiente? - sus mejillas se inflaron.

- Sabes que si - acaricie su cabello y retomamos la posición inicial.

Las partidas se repitieron continuamente, Loan se dejaba ganar cuando competía con Jake, pero a mí no me perdonaba ninguna; poco después era yo contra ellos dos y así estuvimos hasta que dieron las 9:30.

- Vamos Jake, es hora de dormir - comento Loan mientras se levantaba del sillón. El pequeño se encontraba acostado sobre mí, dejándome acariciar su cabello.

- ¿Me puedes leer una historia? - su voz se escuchaba adormilada.

- Seguro, vamos - se acercó a nosotros y tomo al niño en brazos.

- Quiero que ella lo haga, tú no - se recargo en su hombro y me miró.

- Ohh claro, no tengo problema - comenté mientras me levantaba y los seguía hacia su recámara.

Al entrar vi una cama matrimonial con colchas color azul oscuro y un estampado de un cohete, las paredes combinaban con la cama, contenían pegatinas nocturnas de estrellas que brillaban y había una ventana cubierta por cortinas blancas.

Loan colocó a Jake en la cama y empezó a acariciar su cabello y frente suavemente.

- Nea, ¿Te sabes el cuento del perro feliz? - tomé su manita y me senté.

- No... Pero te contaré otra historia - se recostó en mi brazo y me miro. Loan se sentó al final de la cama - había una vez una pequeña niña que lloraba todas las noches por lo sola que se sentía, sus padres nunca estaban en casa; ella deseaba con todas sus fuerzas el tener un amigo en quien confiar.

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