Capítulo 52

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Mis labios se crisparon en cuanto entraron.

Kennet suspiro pesadamente y Daemon se tensó.

- Hola, espero no ser inoportuno - Dylan entro sonriente a la habitación.

- ¿Cómo podrías? - comente haciendo puños mis manos - Hola chicos.

El olor es abrumador. Son sangre nueva y completamente fresca. Si presto atención, me es posible detectar que tienen el mismo tipo de sangre, aunque no sé cuál sea.

- Disculpen - digo con la cabeza hacia abajo y me dirijo al baño.

- Ha tenido nauseas toda la mañana - escuche a Daemon disculparse por mí.

Me deje caer al suelo con la espalda recargada en la pared y arroje los lentes. Me repetí una y otra vez que no pasará nada, que no les haré daño...que solo necesito dejar de respirar en su presencia, no tocarlos y salir de aquí.

Solté un quejido ante la bondad de los propios pensamientos, los cuales corrompen la poca estabilidad que había generado.

Mi estómago se apretó y los colmillos se hicieron más incisivos; todo mi cuerpo parece listo para convertirse en un depredador.

- ¿Puedo pasar? - la voz de Kennet atravesó hasta mí.

Jalé mi cabello y levanté la cabeza para verlo entrar, angustiado.

- No puedo - susurré.

Cerró la puerta con seguro y se acercó.

- Te ayudaré a salir - me acaricio y tomo mis manos temblorosas - pero necesito que hagas algo antes.

Lo mire, atenta. Kennet siempre ha sabido que es lo mejor y más correcto, así que claramente es una de las personas en las que más confío.

Él saco una pequeña navaja y la apretó en su palma.

- ¿Qué haces? - Me asusté cuando la sangre empezó a brotar - ¡Que estás...!

- Shhh - acaricio mi brazo, tratando de tranquilizarme - bebe.

Mi boca se llenó de agua, hiper salivando. Me alejé un paso y lo observé.

A sus ojos no solo soy una niña asustada, sino que llevo el título de su hermana, su parabatai; su mirada no demuestra arrepentimiento, culpa o acusación, simplemente hay un profundo amor y compasión...el cariño que transmite me hace temblar. Él está dispuesto a hacer un sacrificio por mí, ser MÍ sacrificio.

- No - solté con la voz entrecortada. Di otro paso hacia atrás y apreté los labios.

- Vamos, sé lo que sientes. Solo hay una forma de arreglarlo - se acercó - puedo superarlo, no pasará nada.

- Kennet detente - estire mis brazos, haciendo que mis palmas detengan su avance.

Mi mente está hecha un lío. Si bebo, no solo se satisface mi sed sino que me volvería más fuerte, mejor adaptada. Sin embargo, si algo sale mal, podría hacerlo dependiente del veneno y éxtasis que sienten las personas al ser mordidas, y yo podría acostumbrarme a beber sangre humana... o incluso podría no ser capaz de meterme y matarlo...

¡Matar a mi propio hermano!

- Solo hazlo, no te preocupes por mí.

¿Realmente soy tan importante? ¿Vale la pena que hagan todo esto? ¡¿Incluso a costa de sus vidas?!

- Eres un imbécil - tome su muñeca y lo jale hacia el lavamanos. Tomo toda mi fuerza de voluntad no rasgarle la garganta. Abrí la llave del agua y metí su mano - no beberé tu sangre. Sé que puede pasar si me alimento de ti, de cualquiera de ustedes.

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