Capítulo 20

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"Resistencia, valor, coraje y amor. Todo ello forma a una persona. Vive, aprende y supera"

Esas palabras eran repasadas una y otra vez en mi cerebro.

Dirigí mi vista al cielo, el sol se asomaba brillante entre algunas nubes.

Había llegado a un parque ubicado a media hora en coche de la casa; no me encontré con mucha gente por lo que se podía pensar fácilmente.

Hace mucho que no me daba el tiempo de apreciar lo maravilloso que es el mundo en su naturaleza: el sonido del viento, el modo en el que poco a poco el azul del cielo va haciéndose más oscuro, como los animales van buscando un refugio para pasar la noche.

Pronto tendré que regresar, pero es bonito olvidar por momentos la responsabilidad que siento.

A lo lejos alcance a ver a unos niños que molestaban a otro más pequeño, trate de verlos mejor y note como lo empujaban y empezaban a gritarle al pequeño, él cuál solo se hacía bolita y lloraba. Giré mi cabeza para buscar a sus madres o algún adulto responsable de ellos, pero no había nadie alrededor más que algunas parejas besuqueándose.

Me levanté de la corteza del árbol en la que había estado sentada y me dirigí rápidamente hacia allí.

- ¡Oigan, ustedes! - les grité y avance a paso firme - ¿Qué creen que hacen? - al llegar ahí me metí entre los abusadores y la víctima.

- Métase en sus asuntos señora - soltó una niña de unos 10 años en su idioma natal.

- ¿Señora? - arrugue el entrecejo - Disculpen, pero si quieren tener problemas vayan con alguien de su tamaño, no con niños indefensos.

- ¿Indefensos? Es un imbécil - soltó uno de los chicos que la acompañaba, un poco mayor.

- Jajaja y se nota que eres el experto - me giré hacia el pequeño. Esta realmente herido, con un corte en la ceja y varios golpes en su rostro - Vamos piérdanse o tendré que llamar a la policía para que se los lleve por delincuentes.

- Mi mamá no se lo permitirá

Vaya... estos niños en serio ya no tienen respeto.

- ¿A si? ¿Crees que tu mami rescatará a un niño tan malcriado como tú y que golpea a otras personas? Será un milagro que no te metan a la cárcel.

- ¿Cárcel? - una de las niñas más pequeñas de ese grupo soltó preocupada.

- Ohh si... Seguro han oído que hay muchas personas malas ahí, muchos de ellos maltratan a la gente como ustedes lo están haciendo y se quedarán el resto de su vida en ese lugar - sus rostros iban perdido poco a poco el color.

- Nos está mintiendo - soltó el mayor - usted no sabe nada.

- ¿Nada? - me agache y le di una mirada dura - si quisiera, en este momento le llamo a la policía y vemos quien tiene razón.

El mayor me sostuvo la mirada un par de segundos y escupió a mis pies.

- Será mejor que no te vea volver a hacerlo o te arrepentirás - una voz externa se unió a nuestro encuentro. Loan Wang se encontraba acuclillado a un lado del niño y lo ayudaba a levantarse - ahora, piérdanse.

Los chiquillos lo miraron y se fueron sin decir nada más. De todas las personas del mundo es al que menos esperaba ver, va vestido con una camisa amarilla y pantalones de mezclilla rasgados; es más alto de lo que recordaba, alrededor de 1.80 cm y su fleco cae relajadamente sobre su rostro.

Se le ve más cómodo que antes, incluso ligeramente intimidante.

- Vamos - tomo de la mano al niño y me miró - eso fue amable de tu parte ¿No Jake?

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