Hoy había iniciado como un buen día: me levanté temprano, ayudé a mamá a hacer algunos deberes y asistí a una conferencia de la empresa.
Actualmente, caminando en las grandiosas calles de Sheffield, puedo decir es una de las ciudades más magníficas en la que he tenido la oportunidad de vivir: tiene clima templado 8 meses al año, hay grandes estructuras barrocas y apoyan el cuidado y preservación de la naturaleza, permitiéndonos llevar una vida tranquila y saludable. De hecho, desde que era pequeño, me resulta agradable salir a caminar y poder ser testigo de todo esto, sintiendo el aire en la cara y poder ver a las personas; es un acto que me relaja y permite que mis pensamientos se pongan en orden... diría que es similar a ir a terapia, pero mucho más barato.
El aire frío golpeo mi rostro con fuerza, recordándome que nos encontramos en una temporada bastante cruda para muchos. Metí las manos a los bolsillos y avance hasta una pequeña tienda artesanal para comprar chocolate.
Al salir, me encamine a un pequeño parque que está cerca de casa, donde la gente suele pasear con sus mascotas, tener una cita, ejercitarse o simplemente descansar.
- Hansol - conteste en modo de saludo a la llamada entrante de mi hermano.
- Que hay. Oye ¿Qué jamón es el que necesita mamá para hacer los rollitos?
- El de pavo - viré los ojos y sonreí.
Mi hermano menor siempre olvida lo que mamá le pide comprar, así que me llama. Supongo que soy una especie de salvavidas humano.
- No olvides los chiles y el jugo de frambuesa con frutos rojos. Si no, te asesinaran.
- Chiles y jugo, entendido. Te veo en casa.
- Seguro - comenté antes de cortar.
Entre pensamiento y pensamiento, mi mente comenzó a vagar sobre cosas triviales, hasta que atrajo mi vista un pequeño bulto en el suelo, bastante irregular. Al enfocar la mirada, noté que se trata de una pequeña chica tirada en el suelo, camuflajeada por un par de arbustos.
Fruncí el ceño y miré hacia los lados, esperando encontrarme con alguien que la estuviera buscando o simplemente la notase, pero nadie parece siquiera darle importancia.
Mi madre solía decirnos a mis hermanos y a mi cuando aún éramos pequeños que apoyar a las personas es algo generoso, pero poder estar ahí y brindarle una mano a alguien que está rota, demuestra nuestra calidad como personas. Por lo que con eso en mente, me acerque lentamente, notando que no solo está llorando, sino que se encuentra privada en su dolor.
Sin estar seguro de como llamar su atención sin alterarla más, toque su hombro lo más suave posible, y vaya sorpresa que me lleve: ojos completamente hinchados, rostro con marcas rojas y un mohín marcado, señales claras de que lleva varias horas llorando.
- Ohh... Hola, ¿Te encuentras bien? - la observé preocupado, notando a través de su mirada un dolor que parece estarla carcomiendo.
Ella respiro profundo y menciono con la garganta rasposa "seguro no te preocupes", mientras intenta levantarse. Le ayudé y tendí el pañuelo que llevo conmigo. Agradecida, lo tomó y se limpió un poco la cara.
- ¿Cuál es tu nombre? – pregunté, llevándola al banco más cercano para poder hablar.
- Mmm... Disculpa que lo pregunte, ¿sabes hablar español?
Me tomo por sorpresa aquella pregunta, ya que su acento parece americano.
Le sonreí y asentí. Al estar en un mundo globalizado, donde la principal preocupación es aprender inglés, mucha gente no se preocupa por aprender otros idiomas, sin embargo, uno de mis amigos proviene de España, por lo que hace un par de años decidí estudiarlo. Ahora estoy agradecido por ello.
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Los Morgenstern
RandomVolteé a mi alrededor, observé a cada persona y la forma en la que me miran: hay miedo, sorpresa, sarcasmo, enojo y orgullo. Cada miembro de este lugar me considera una amenaza o un medio para hacerse notar. Alcé la cabeza altivamente y aprete los...