Capítulo Especial. Perseus.

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Habíamos llegado hace una hora a México, un clima húmedo nos acompañaba puesto que es verano. Thimoteo y yo habíamos sido mandados para checar como sigue la chica.

Primero llegamos a su casa, para buscar pistas de en qué hospital estaría y por suerte, pegado en el refrigerador, se encontraba una hoja en la que en color rojo venía el nombre de un edificio cercano, ubicado a 15 minutos desde este punto, por lo que emprendimos el camino.

Al tener puestas las marcas nadie nos veía, por lo que al ingresar solo tuvimos que checar algunas hojas de las enfermeras para descubrir el número de habitación. En cuanto cruzamos la puerta nos encontramos a Atenea descansando en la cama junto a su madre, la cual esta acostada en un sillón cercano. Ambos fuimos sigilosos y nos seguimos hasta una pequeña sala ubicada al otro lado de la habitación.

- ¿Quieres jugar? - me preguntó Thim sacando la baraja de su chamarra.

- ¿Planeas que realicemos un juego de apuesta en un hospital? - levanté una ceja. Ambos nos miramos y sonreímos - bien, dame uno.

Estuvimos así hasta entrada la noche. Lentamente ambos nos quedamos dormidos, pero un quejido me despertó; mire alrededor y note que la chica está removiéndose entre las sábanas, por lo que me acerque y toque su frente. Esta sudando en frío y aprieta los ojos.

- ¡Hey! Tranquila - la removí un poco a lo que solo se quejó.

Tomé su cabeza y empecé a acariciarla lentamente, como cuando masajeas el cráneo de un bebé; poco a poco volvió a relajarse y entro nuevamente en un sueño profundo.

Regresé a mi lugar y me mantuve despierto por un rato en caso de que se volviera a repetir, pero eventualmente mis ojos se cerraron.

°°°

- ¿Entonces saldrá hoy? - escuché a una mujer preguntar. Abrí perezosamente los ojos y me estiré como gato.

- Si. Su fiebre bajo y parece mejor, así que está tarde la daremos de alta - concluyó el doctor y salió.

- ¿Qué está pasando? - me giré hacia Thim, el cual mira a la nada.

- Hace unos 15 minutos llegó el doc a checarla y saldrá hoy mismo - llevó los hombros hacia arriba y se levantó al mismo tiempo en el que la madre de Atenea salía.

- Bien entonces - la chica volvió a quejarse entre sueños por lo que la mire un instante - ¿Iremos a desayunar?

- Estaría bien, me muero de hambre - se quejó mientras tomaba su estómago con ambas manos.

- Vayamos a ...

Atenea se volvió a quejar. Está empezando a respirar agitadamente y a sudar otra vez.

Ambos nos acercamos y tomamos su temperatura y pulso.

- Algo no está bien - Thim me miró con el ceño fruncido.

- Ya sé genio... Ninguno de nosotros paso por algo tan fuerte – sacudí la cabeza ligeramente - Vamos, despierta. Sé que puedes oírme, pero no puedo obligarte a abrir los ojos – le hable directamente a la chica.

Ella empezó a pausar su respiración y pude observar cómo sus pestañas empezaban a moverse.

- Entonces no iremos a desayunar aún - Thimoteo fue a recargarse a la pared con cara de pocos amigos.

- Atenea, ¿estás despierta? - tocaron a la puerta y entro un chico joven de cabello rubio y ojos miel junto con una chica morena y ojos profundos.

Me aleje y tome lugar a un lado de mi hermano. Ambos se colocaron a sus costados, esperando que terminara de despertar.

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