Abrí los ojos y me giré, dándole la espalda a la ventana, pues el sol ya se asoma a través de ella.
El reloj marca las 11 de la mañana, por lo que me levanté como resorte y busqué la ropa que me había dado Blake.
¡Me he quedado dormida y nadie me ha levantado!
Salí disparada de la habitación, dirigiéndome velozmente a las escaleras, pero aminoré el paso cuando escuché como alguien alzaba la voz. Mi ceño se frunció involuntariamente puesto que no recordaba que los Herondale me hubieran comentado que invitarían a alguien y entre ellos jamás los he oído discutir.
Lentamente bajé y me encontré con Katalella, la cual discutía acaloradamente con Cecilia.
Cerca de ellas, pero manteniendo una distancia prudente se encontraban sus esposos y 4 chicos, los cuales reconocí como Jace, Ender, Thimoteo y Daemon, todos mostrándose molestos con Kai y sus hijos, ubicados cerca de las escaleras.
- Dylan - susurré.
El nombrado giró levemente la cabeza, le dijo algo a su padre y se encamino hacia donde estoy.
Nadie más me ha visto aún.
- ¿Qué tal? ¿Cómo amaneciste? - me arrastró ligeramente hacia atrás, ocultándome tras la columna y sonrió.
- Bien, gracias. ¿Qué sucede? ¿Por qué están los Morgenstern aquí?
Suspiró y bajo los brazos de mis hombros.
- Llegaron hace 20 minutos exigiendo que te entreguemos. Mamá se negó y las cosas se tensaron un poco, pero pasará.
- No quiero que peleen por mi culpa, sé que son sus amigos y lo último que deseo es causar más problemas.
- No los causas, ellos lo hacen con su afán de mostrarse como la familia más poderosa y magnífica - soltó una risa pequeña - aún hay cosas que no son claras para ti, pero tranquila, te explicaremos todo en la tarde. Por ahora necesito que te quedes unos minutos aquí y no salgas hasta que se hayan ido.
- ¿Porqué? ¿Tan malo sería que me vieran?
Iba a responder cuando se escuchó como algo de rompía y un quejido.
Ambos salimos de dónde estábamos y nos encontramos con Hansol tirado en el suelo, teniendo a Ender frente a él con los puños cerrados.
Kai trataba de calmar a Blake y Luca a sus hijos.
Nos acercamos corriendo hacia Hansol, el cual no dejaba de sangrar del brazo por un corte desde el codo hasta la muñeca, gracias a un jarrón roto.
- ¡¿Pero que rayos te pasa?! - le grité a Ender mientras ayudaba a Hans a levantarse.
Iba a irme contra él, pero Dylan me sostuvo.
- Atenea, gracias al ángel estás bien - dijo Katalella; intento acercarse a mí, pero la interrumpí.
- Ni se te ocurra, mejor controla al orangután de tu hijo - solté con tanta rabia como pude.
Rompí parte de la camisa para hacerle un torniquete a Hansol y así evitar que se desangrara.
Ventajas de haber crecido con hermanos menores que constantemente caía y se raspaban.
- ¿Por qué están aquí? - junté mis cejas en señal de molestia e hice una mueca.
- Necesito que vengas con nosotros cariño - dijo amablemente Katalella.
- ¿Cariño? Ja, ¿Ahora soy cariño? - mi tono se volvió ácido.
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Los Morgenstern
RandomVolteé a mi alrededor, observé a cada persona y la forma en la que me miran: hay miedo, sorpresa, sarcasmo, enojo y orgullo. Cada miembro de este lugar me considera una amenaza o un medio para hacerse notar. Alcé la cabeza altivamente y aprete los...