Capítulo 15

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Abrí los ojos y me giré, dándole la espalda a la ventana, pues el sol ya se asoma a través de ella.

El reloj marca las 11 de la mañana, por lo que me levanté como resorte y busqué la ropa que me había dado Blake.

¡Me he quedado dormida y nadie me ha levantado!

Salí disparada de la habitación, dirigiéndome velozmente a las escaleras, pero aminoré el paso cuando escuché como alguien alzaba la voz. Mi ceño se frunció involuntariamente puesto que no recordaba que los Herondale me hubieran comentado que invitarían a alguien y entre ellos jamás los he oído discutir.

Lentamente bajé y me encontré con Katalella, la cual discutía acaloradamente con Cecilia.

Cerca de ellas, pero manteniendo una distancia prudente se encontraban sus esposos y 4 chicos, los cuales reconocí como Jace, Ender, Thimoteo y Daemon, todos mostrándose molestos con Kai y sus hijos, ubicados cerca de las escaleras.

- Dylan - susurré.

El nombrado giró levemente la cabeza, le dijo algo a su padre y se encamino hacia donde estoy.

Nadie más me ha visto aún.

- ¿Qué tal? ¿Cómo amaneciste? - me arrastró ligeramente hacia atrás, ocultándome tras la columna y sonrió.

- Bien, gracias. ¿Qué sucede? ¿Por qué están los Morgenstern aquí?

Suspiró y bajo los brazos de mis hombros.

- Llegaron hace 20 minutos exigiendo que te entreguemos. Mamá se negó y las cosas se tensaron un poco, pero pasará.

- No quiero que peleen por mi culpa, sé que son sus amigos y lo último que deseo es causar más problemas.

- No los causas, ellos lo hacen con su afán de mostrarse como la familia más poderosa y magnífica - soltó una risa pequeña - aún hay cosas que no son claras para ti, pero tranquila, te explicaremos todo en la tarde. Por ahora necesito que te quedes unos minutos aquí y no salgas hasta que se hayan ido.

- ¿Porqué? ¿Tan malo sería que me vieran?

Iba a responder cuando se escuchó como algo de rompía y un quejido.

Ambos salimos de dónde estábamos y nos encontramos con Hansol tirado en el suelo, teniendo a Ender frente a él con los puños cerrados.

Kai trataba de calmar a Blake y Luca a sus hijos.

Nos acercamos corriendo hacia Hansol, el cual no dejaba de sangrar del brazo por un corte desde el codo hasta la muñeca, gracias a un jarrón roto.

- ¡¿Pero que rayos te pasa?! - le grité a Ender mientras ayudaba a Hans a levantarse.

Iba a irme contra él, pero Dylan me sostuvo.

- Atenea, gracias al ángel estás bien - dijo Katalella; intento acercarse a mí, pero la interrumpí.

- Ni se te ocurra, mejor controla al orangután de tu hijo - solté con tanta rabia como pude.

Rompí parte de la camisa para hacerle un torniquete a Hansol y así evitar que se desangrara.

Ventajas de haber crecido con hermanos menores que constantemente caía y se raspaban.

- ¿Por qué están aquí? - junté mis cejas en señal de molestia e hice una mueca.

- Necesito que vengas con nosotros cariño - dijo amablemente Katalella.

- ¿Cariño? Ja, ¿Ahora soy cariño? - mi tono se volvió ácido.

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