Capítulo 6

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Llegué a casa cansada agotadísima. Solo quiero dormir.

Camine directo a mi habitación, aprovechando que mis padres y hermanos habían ido de visita con mi tía y regresarían en unos días. Al llegar, me tumbé boca abajo y cerré los ojos.

°°°

No estoy segura de cuánto tiempo paso, pero abrí los ojos de golpe al escuchar algunos sonidos en la sala.

Me levanté y busqué en mi habitación algo con que defenderme en caso de que sean ladrones. Recordé que mi papá me había comprado un gas pimienta hace un mes, por lo que sin pensarlo dos veces lo agarré junto con mi regla de metal... Tal vez no mate a nadie, pero me dará el tiempo suficiente para salir de casa.

Baje silenciosamente. Con cada paso siento mi corazón palpitar descontroladamente. Ni siquiera puedo pensar en mucho más que no sea "correr y "salir" de aquí.

Al llegar a la base de las escaleras vi la sombra de uno de los sujetos, el cual esta hablando con otros 2 o 3.

- ¿Entonces que sigue?

- Ir por ella, llevarla a la casa y esperar que pase la prueba.

- No es que dude de la profecía, pero... ¿Les parece que sea la correcta?, es decir... Cuando la vi entrar sin importar nada y tumbarse en su cama realmente me parece que es una más del montón.

Abrí los ojos e inhalé profundo. Quienes sea que son estos sujetos me han estado siguiendo y ¡Ni siquiera me había dado cuenta! Me golpeé mentalmente por ser tan estúpida.

Mamá siempre me dice que debo ser observadora y dejar de abstraerme de la realidad, pero no creí que me pasaría algo así.

- Lo parece, pero no lo es... Recuerda que sobrevivió a la marca que le hizo Percy.

- Bueno pues... En ese caso, iré por ella.

Vi a una sombra caminar hacia donde estoy. Mi primer instinto fue ponerme rígida y firme, preparándome para atacar en cuanto asome la cabeza.

- ¡Espera! Creo que debería ir yo... Ya me conoce.

- ¡Pero...!

- ¡Basta los 2! Iré por ella, ustedes preparen todo.

Estoy lista, puedo hacerlo... Solo es un chico de tal vez 1.70 y más fuerza que yo. Maldije mentalmente a todo lo que podía y recordaba, hasta que el sonido del timbre me saco de mis pensamientos.

Los tres chicos se pusieron tensos, parece que ninguno se lo esperaba. Dos de ellos caminaron hacia las ventanas y otro a la puerta, aproveche para pasar corriendo y ponerme detrás del sofá grande. Ellos soltaron un par de improperios y en un abrir y cerrar de ojos se escuchó como rompían las ventanas y a gente luchando.

Si antes tenía miedo, ahora estoy a un grado del colapsó por el terror. Al asomar la cabeza, vi a uno de ellos azotando la cabeza del contrincante con la pared, otro esta clavándole un cuchillo al que está en el suelo y el último, pelea a puño limpio. El chico que terminó de acuchillar al que estaba en el suelo se levantó y salió disparado hacia las escaleras, directo a mi habitación.

Esa fue mi bandera para salir disparada por la puerta, lo cual estaba a punto de lograr si no fuese porque apareció frente a mí un sujeto lleno de marcas, con los ojos completamente negros y sonrisa escalofriante.

Lo mire y apreté fuertemente mis armas, levanté el brazo que tiene la regla y le coloque un buen reglazo en la cien. De la herida emano un terrible olor a basura y salió sangre negra.

No espere a ver su reacción, salí corriendo hacia el jardín tan rápido como podía, pero para mí desgracia el sujeto o lo que sea eso me siguió y tumbo, cayendo sobre mí. Lo trate de empujar y salir de dónde estoy, pero me tiene donde quería; grite con todas mis fuerzas y trate de estirarme para alcanzar mi regla, pero aún está bastante lejos.

Justo cuando se acercaba a desgarrarme la garganta fue empujado y me jalaron del brazo, logrando que me pusiera de pie. Alguien me comenzó a hablar y zarandear, pero no podía dejar de ver cómo uno de los chicos agarro a la cosa y le enterró el cuchillo una y otra vez.

- Hey, mírame - me volteo el rostro y puso su cara frente a la mía.

Ahí fue cuando distinguía quien era. Jace me observa preocupado.

- Hay que irnos, ahora - dijo el chico a su lado.

Es alto, de piel cobriza, cabello castaño y los mismos ojos azul eléctrico característicos de todos los que he conocido como ellos. Extendió su mano hacia mí y me regalo una sonrisa.

- Es un placer, soy Tobías Morgenstern.

- Que... tal, soy...

- Lo sé, Atenea - su mano es muchísimo más grande de lo que esperaba.

Este chico me transmite cierta curiosidad, parece seguro de sí mismo, pero sin ser altanero.

- Bien, ya que acabamos con las formalidades - Daemon se acercó a dónde estábamos - Atenea, toma mi mano y pase lo que pase no me sueltes. Tal vez sientas alguna especie de incomodidad, pero pasara rápido.

Estoy segura de que mi cara dice todo.

No sé en qué momento Daemon agarro mi mano y la sostuvo fuertemente. De un momento a otro, frente a nosotros se abrió un agujero de colores brillantes, los cuales se mueven suavemente como ondas del océano. Jace y Tobías lo cruzaron sin miramientos, Daemon me jalo ligeramente, como guiándome.

Voltee hacia atrás, notando lo destruido del panorama: la casa con las luces encendidas, vidrios rotos, la puerta abierta de par en par y al sujeto muerto frente a ella.

Eso fue lo último que note, antes de seguir a los chicos.

Los MorgensternDonde viven las historias. Descúbrelo ahora