Al cerrarse el portal sentí mis piernas temblar.
¿Qué diablos había sucedido?
- ¿Atenea? - la voz de Ender me hizo alzar la cabeza - ¿Qué pasó? ¿Te hizo algo?
Pase la mirada por su rostro. Si le digo ahora, es probable que se ponga como loco y quiera hacer algo atroz; lo mejor es pensar las cosas con detenimiento y encontrar la mejor ruta.
- Aquí hace frío - sonreí mientras me levantaba.
- ¿Segura que todo está bien? - me dedico una mirada aguda.
- ¿Por qué te mentiría? - cruce mis brazos frente el estómago, abrazándome. Una idea cruzo mi mente - en realidad... ¿Podrías cargarme?
- ¿Porqué? - se detuvo y sus ojos grises conectaron con los míos.
- Estoy tiesa de frío. Si sigo caminando me romperé - solté en un quejido.
Después de unos segundos dio su brazo a torcer y me permitió subirme en su espalda. No me preguntó nada y naturalmente me fui quedando medio dormida por la calidez de su cuerpo. Al llegar a casa distinguí algunas voces.
- ¿Cómo les...?
- Alto - la voz de Ender se volvió un susurro - está dormida.
- ¿Le fue bien? - Tobías susurro de vuelta.
- No lo sé.
Alguien me intento separar del peliblanco, pero estoy tan cansada que no quiero moverme, por lo que solté un quejido y me aferré a mi fuente de calor.
- Deja, ya la llevo yo - Ender avanzo entre los pasillos y entro a mi habitación.
Me depósito en la cama, quitó los zapatos y arropó.
A las pocas horas desperté con un dolor terrible de pies. Me levanté lentamente y suspiré, el reloj marca las 6 de la mañana.
Cambié mi ropa y salí para tomar un respiro. Al acercarse el invierno, hay un clima bastante fresco y una ligera niebla que hace ver a nuestras flores un tanto enigmáticas. Avance a paso lento y me puse a pensar... Hoy es 24 de noviembre, falta una semana para mi cumpleaños. Normalmente pasaba el día con mis papás y hermanos pequeños, pero en esta ocasión...
- ¿Qué haces despierta tan temprano? - me sorprendí al escuchar la voz de Kennet.
Se acercó a mi trotando. Por el pants que lleva, asumo que se levantó a hacer ejercicio.
- ¿Por qué estás aquí haciendo ejercicio con este clima? - decidí preguntar.
Me sonrió y revolvió el cabello.
- Es bueno para el cuerpo - tomo mi mano y me obligó a trotar con él - además, no hace tanto frío aún, solo estamos a 11 grados.
Chasque la lengua de inconformidad. Ellos sufren de reumas a temprana edad por cosas como esta.
- Ke- Kennet - hablé entre cortado por lo doloroso que resulta respirar un aire tan frío - ha- hablemos. Por- favor.
Escuché su carcajada mientras entramos a la casa y me llevaba a la cocina. Una vez ahí, puso a hervir algunas raíces y coloco su sudadera sobre mis hombros.
- Siéntate - señaló las sillas y comenzó a cortar algo de pan - ¿Quieres una rebanada o dos?
- Tres - le sonreí medio congelada.
Separo 6 rebanadas y las coloco sobre el sartén con un poco de mantequilla.
Pasados 10 minutos ya teníamos un delicioso té caliente de rosa con jengibre y algunos panes tostados con fresas esparcidas.
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Los Morgenstern
RandomVolteé a mi alrededor, observé a cada persona y la forma en la que me miran: hay miedo, sorpresa, sarcasmo, enojo y orgullo. Cada miembro de este lugar me considera una amenaza o un medio para hacerse notar. Alcé la cabeza altivamente y aprete los...