Capítulo 7

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En una abrir y cerrar de ojos nos encontramos en un cuarto con paredes blancas, amueblado con una cama, un par de buros y el suelo color gris con mosaicos.

Daemon aun sosteniendo mi mano, me llevo a la cama y me dejó sentada. Se fue por un breve momento y regreso con un trapo.

- Deberías limpiarte... Estás un poco sucia. Hay jabón en el baño – me tendió el paño y señalo una puerta al costado de la habitación.

Me levanté sin pensar demasiado y antes de cerrar la puerta me giré hacia los chicos. Al mirarlos detenidamente, se les nota consternados.

- Gracias por ayudarme - comenté, haciendo que todos me mirasen y asomara una ligera sonrisa en sus labios.

Más tranquila y consciente de mí, cerré la puerta y recorrí la vista por el cuarto de baño. Es bonito, tiene una regadera, una tina pequeña, su retrete y lavamanos, todo en color gris con paredes color blanco.

A pasó ligero avance hasta el espejo y me observé, lo cual casi provoca que me vaya de espaldas. Mi cabello castaño esta revuelto completamente, mi piel se ve pálida, sin rastro de color y con algunas marcas de algo negro parecido al lodo, sin contar los rasguños que tengo por todo el cuerpo y el dolor que los acompaña.

Con el jabón y trapo que me dio Daemon, me limpie el rostro lentamente. Me encantaría poder darme una ducha para despejarme, dormir y despertar descubriendo que todo ha sido una pesadilla.

Me recargue en el lavamanos, cerré los ojos y aspire fuertemente. ¿Cómo es posible que me suceda esto? Las alucinaciones que resultaron ser verdad, la pelea con Jason, mis padres sin saber que ha pasado... Seguramente se espantaran mucho si regresan y no estoy ahí.

Levanté la cabeza y me miré. No puedo hacer mucho por ahora... físicamente mis ojeras no están tan mal, pero lo que activa mi curiosidad son mis ojos... desprenden un brillo, como si fueran oro líquido; tienden a ser avellana, pero esto es nuevo.

Me amarré el cabello como pude y salí a la recámara. Tengo muchas preguntas que hacer, pero... no hay nadie.

Al observar el reloj de la pared, descubrí que marca las 5 de la mañana, por lo que decidí que sería prudente dormir y en un rato les haré mis preguntas.

Sacudí todo, me quedé solo en ropa interior y me arropé.

Por primera vez en mucho tiempo, me permití llorar por la impotencia que sentí.

°°°

Empecé a ser consciente de mi cuando la luz entro a través de las cortinas y al ser blanca la habitación, todo parece brillar. Me removí y solté un ligero quejido, todo me duele.

Al ponerme boca arriba, un suspiro involuntario salió de mis labios, recordándome lo sucedido apenas hace unas horas. Tengo que levantarme y salir de aquí, buscar regresar a casa lo más rápido posible.

Primero fui directamente al baño a enjuagarme la boca. Una vez ahí, decidí darme una rápida ducha y ponerme lo que traía puesto ayer: mis jeans, la blusa roja y tenis. Al salir de la recámara, me encontré con un pasillo ancho, lleno de puertas que dan a otras habitaciones.

Si sigo mi lógica, en la planta baja siempre está la puerta principal y cocina, o por lo menos un comedor, así que busque las escaleras. Me quede completamente sorprendida al dar con unos escalones que rodean un gran vestíbulo color mármol, en el cual las columnas parecen talladas a mano; en el suelo es posible observar la imagen pintada de una chica con cabello rojizo hincada frente a un ángel que sale de un lago; los colores se han vuelto ligeros, pero sin duda sigue siendo un trabajo impresionante.

Bajé lentamente los escalones y al pasar lo que es el vestíbulo, me encontré con una sala preciosa donde resaltan los sillones y mesas de acompañamiento color oro pálido. A un lado hay una chimenea, de la cual cuelga una foto de una familia bastante grande: una mujer de unos 30 años, con cabello rojo quemado, ojos grises y sonrisa encantadora, sus mejillas tienen cierto rubor que le hacen ver más joven, la cual es abrazada por un hombre de más o menos la misma edad, rasgos más prominentes, pero sin ser agresivos, cejas y cabello negro, así como unos ojos azul eléctrico que transmiten tanto cariño y calidez cómo es posible.

A su alrededor hay 7 chicos, cada uno de ellos diferente, pero con un toque que resalta elegancia. Al observarlos mejor, descubrí que se encuentran algunos rostros conocidos: Jace, Daemon, Tobías, Thimoteo y Perseus, todos parecen disfrutar del momento y muestran parte de su personalidad. Los otros 2 rostros son igual de encantadores, uno de ellos sonríe de oreja a oreja, haciendo que sus ojos se vean achicados, pero con un tono gris y cabello completamente platinado, mientras que el otro es muy parecido a Tobías, pues cuenta con el mismo tono de cabello y rasgos, aunque su piel es extremadamente más pálida, labios delgados y altura promedio, además, cuenta con una heterocromía bastante peculiar, ya que uno de sus ojos es azul y el otro gris.

Me di la vuelta cuando sentí en mi nariz el olor del pan recién salido del horno, por lo que avancé a donde mis sentidos me guían. Llegué hasta unas puertas dobles de madera abiertas, y al cruzarlas observé uno de los comedores más grande que he visto en mi vida: una mesa rodeada por 16 sillas, envuelta por candelabros cuidadosamente colocados y comida a más no poder, para alimentar a una docena de personas.

Me acerque y ubique unos panecillos parecidos a los roles, una deliciosa ensoñación. Tomé uno, lo mordí y fue lo más maravilloso, una mezcla de masa sabor mora, acompañada de un glaseado ligero y tostado.

Empecé a sentir que flotaba y el simple sabor me llevaba a las nubes hasta que escuche una voz.

- ¿Quieres moverte? Yo también quiero uno.

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