Capítulo 14

1K 103 4
                                    

Después de esas declaraciones, los Morgenstern decidieron ir a casa; insistieron en llevarme con ellos, pero me negué debido a que esto es demasiado.

Necesito darme un tiempo para procesar todo.

-Yo... Iré a descansar - me levanté de la mesa y avancé directamente a la habitación, sin importar las miradas y palabras de consuelo que estaban por darme los Herondale.

Al llegar, me senté en la cama y dejé caer mi peso lentamente.

Sin duda esto no es lo que me imaginaba; probablemente debería estar feliz y tranquila, imaginando la nueva vida que me espera... pero ese es justo mi problema.

Yo soy feliz con la vida que he llevado hasta ahora, pero todo se fue a la basura en menos de un parpadeo.

Nuevamente los recuerdos me jugaron una mala pasada. Mi mente me llevo al momento en el que tenía alrededor de 3 años y mi madre me ayudaba a vestir, diciéndome lo linda que me veía y sonreía, admirándome. A cuando tenía 5 y vi por primera vez a mi hermana la cual no era más que una bola pequeña de carne, y pese a lo hinchada que estaba abrió sus ojos y me apretó con sus manitas. A los 8 cuando me caí por primera vez de la bicicleta y mi padre me ayudó a levantarme. O a los 12, cuando nuevamente mamá estaba embarazada y regreso con un bebé tan tierno que derretía el corazón de cualquiera.

En algún momento había empezado a llorar, y simplemente deje que saliera, mi situación me abruma.

Quiero despertar y que me digan simplemente que todo es un sueño y poder vivir mi vida como cualquier otra adolescente... Sin embargo, el destino parece escupirme nuevamente, confabulando para evitar que sea feliz.

Las palabras de Katalella resonaron en mi mente: "jamás nos hemos encontrado con alguien en tu situación, y no estamos seguros de cómo manejarla; por eso te pedimos disculpas si fuimos muy duros".

Estuve así hasta pasada la medianoche, la cabeza me duele y mis ojos están completamente hinchados. Decidí tomar un poco de aire fresco y salí al balcón.

Todo es precioso, las pequeñas farolas que iluminan, acompañadas de las luciérnagas; el clima es ligeramente húmedo, ya que hace un poco de frío y está acompañado de una brizna tan ligera que no se distingue con exactitud.

Al mirar al cielo pude identificar algunas estrellas y constelaciones que aprendí cuando era pequeña... La osa mayor, cáncer, sagitario...

Siempre he tenido la sensación de que, si pides algo con toda tu energía, imprimiéndole corazón y alma, el destino te escucha y hace lo posible por ayudarte en tu camino; por ello, al cerrar los ojos y juntar mis manos, pedí fortaleza y sabiduría.

°°°

Estoy rodeada de sombras, en un bosque abundante y tétrico. Giré de un lado a otro buscando a alguien que me ayudara...

No sé cómo, pero tengo el presentimiento de que corro un grave peligro estando aquí.

De un momento a otros, las sombras me empezaron a jalar y susurrar cosas, provocando dolor. En cuanto me fue posible, me aleje y corrí, corrí sabiendo que si me volvían a tocar sería mi fin.

Esquivé ramas, raíces y plantas pequeñas.

Por más que buscaba alejarme de ellos, no lo lograba, siempre había una o dos que me alcanzaban y se reían.

Me detuve un momento para respirar y al levantar la mirada me percate que estoy rodeada; se acercaron y me arañaron la cara, espalda, piernas; donde sea que me tocaran ardía como si me estuvieran echando ácido. Empecé a gritar y llorar, llamando por ayuda a quien fuera.

Los MorgensternDonde viven las historias. Descúbrelo ahora