AMERICAN COLLEGE ✔️

74) Tattoo.

Timbró una vez, luego dos, luego una tercera y no respondí la llamada de mi novia. Al instante, el celular de Roger estaba sonando. No hacía falta responder. Cruzamos el arco de flores en la entrada y la vi quitar el teléfono de su oreja, colgando la llamada que le hacía a su padre.

Me quedé parado, observando mientras Roger y Brika se acercaban uno al otro. Él la envolvió en un abrazo y ella claramente se sorprendió ante la repentina acción de su padre. Correspondió abrazándolo con la misma fuerza y amor y no hicieron falta las palabras.

Su estúpido hermano llegó hasta ellos, sorprendiéndome, y se unió al abrazo al mismo tiempo que Sabrina. Eso no me lo esperaba. Los ojos de Brika se aguaron enseguida, y por primera vez, supe que no eran lágrimas de tristeza. Ella estaba tan feliz y su sonrisa entre lágrimas era deslumbrante.

Una estúpida sonrisa se me formó al ver la escena frente a mí. A partir de hoy, el corazón de mi novia empezaría a sanar y no podía estar más feliz por ella, y su familia. Sentía mis pulsaciones aceleradas como si aún estuviese volando, pero era sólo ella desbordando amor.

No sé qué ocurrió durante el tiempo que no estuvimos aquí, y a pesar de ver cómo aquel imbécil abraza a mi novia, se me hacía extraño que estuvieran tan cerca. Sin embargo, era consciente de que aquel abrazo lo decía todo y que, después de doce años, eran uno solo otra vez.

Juliet Lí al fin puede descansar en paz, ahora que su familia está junta de nuevo, y solo espero que Brika algún día pueda superar su miedo.

Mire hacia las enormes mesas y todos estaban pendientes de la situación. Algunos sollozando, otros limpiando sus lágrimas, varios sonriendo y uno que otro queriendo levantarse y aplaudir.

El abrazo se rompió y Roger, Evan y Sabrina tomaron asiento. Brika quedó de pie, mirando en mi dirección con una hermosa sonrisa. Y, como dos chicos tontos y tímidos, nos acercamos con pasos lentos y torpes, sonriendo el uno al otro.

—Ahora estoy segura de que mi mamá te puso en mi camino.

Fruncí el ceño, sujetándola de la cintura al tiempo que ella entrelazaba sus manos atrás de mi cuello. Al verla de frente, me di cuenta de que había llorado antes de llegar y, aún con su cara lavada, se veía preciosa.

—Eres como un ángel en mi vida, Harley.

—No, no lo soy —me avergoncé, provocándole una suave risa.

—Cada una de las cosas que haces por mí, y ahora, la más importante. No te das una idea de lo importante que eres en mi vida y lo que has causado en ella.

No podía hablar. Lo haría todo de nuevo, exactamente igual si eso significa que ella esté bien y que estemos así, tal y como estamos ahora.

—No sé qué hablaste con mi papá o qué pasó con ustedes, pero funcionó. Y te lo voy a agradecer esta y mil vidas más. —Dio un beso en mi hombro y luego un golpe en el mismo sitio, provocándome una risa. —Ustedes desaparecieron. Estaba muy preocupada.

No puedo decirle lo que pasó, o se pondrá como loca.

—Lo importante es que estamos aquí.

Di un beso en su mejilla y la llevé de vuelta a las mesas.

Una hora después, la velada terminó y no dudé en ir a mi casa para despistar a mis padres. Dejé el Dodge en el garaje, subí a mi habitación y esperé hasta que no hubo más ruidos y todas las luces se apagaron. Volví a salir de la casa y en un taxi llegué hasta Wimbledon.

<<Para: Brika.
Tu ventana, princesa😉>>.

Ya era un experto trepando el árbol en casa de Brika y no tardaba nada en llegar hasta el ático. Abrí su ventana y sigiloso entré, como siempre pisando el sofá cama que ahí se encontraba. Sonreía tan tímida, y no dudé en acercarme y besarla con suavidad. Había soltado su cabello y volvía a estar más baja. Eso significa que ya no lleva tacones puestos.