18) Momento de los Besos.

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¿Alguna vez has sentido que es la última vez que ves el sol brillar? ¿O a los pájaros cantar?

Ahí estaba yo. Observando al enorme astro amarillo encandilarme con más fuerza como si estuviera despidiéndome, a pesar de que el aire no era demasiado cálido y las clases matutinas aún no iniciaban.

¿Qué pasó luego?

¡Corran! ¡Corran por sus vidas!

¡Toros furiosos vienen detrás de nosotros y me siento como si estuviese vestida de rojo y mis piernas fueran cortas como las de un enano!

En aquel momento de locura, no habíamos pensado en nuestra huida. Bendecidos por el señor en el cielo, Luigi había retrocedido y nos esperaba con el Vitara de Maxxis encendido y listo para presionar el acelerador con el pie.

Vimos a los R avanzar hacia nosotros y comenzamos a retroceder. Una vez estuvimos en el auto como <Sardina en Lata> todos en el asiento de atrás, Luigi aceleró con dirección al interior del American College, anhelando la salvación.

Mi mejilla estaba presionada contra el vidrio de la puerta izquierda de atrás. Alguien estaba encima de mí, a pesar de que mi trasero y rodillas estaban en el aire. En la posición en la que me encontraba, pude ver a Statham cubierto de pintura azul – hasta el cabello – y sus ojos verdes se miraron fijamente los míos. Sonreí al notar su expresión cada vez más enojada.

Sí, sí, rayé su Dodge Challenger negro que me llevó a pasear ayer después de un mal momento, pero debía desquitarme de sus bromas y no me gustó que me dejara en el auto por irse a besuquear con La Nata. Tal vez esa fue la inspiración que me faltaba para hacer esto de una vez.

—Agh —gruñí. Una cabellera rubia y lacia se balanceó hasta mi rostro. <Oh, Jezabel es quien me aplasta>.

—Lo siento —chilló—, Skyler tiene su trasero en mi cara. —No pude evitar soltar una risa al imaginar tremenda escena.

Luigi aparcó el Vitara en el estacionamiento de estudiantes del American y todos bajamos tan rápido como entramos.

—Oh por Dios. Oh por Dios. Nos van a matar —lloriqueó Jezabel.

—Te odio —espetó Skyler contra mí, temblando y riendo a la vez. Al parecer todos estábamos de la misma manera.

—Luego discutimos tu odio, primita. —Pasé un brazo por sus hombros y comenzamos a caminar hacia los salones. <Huyendo como cobardes no tan cobardes>.

Afortunadamente no pueden hacernos nada dentro del colegio y no creo que sean poco originales como para lanzarme agua sucia encima de nuevo. O a todos.

Las carcajadas siguieron durante el resto del día, incluso cuando los 4R no estuvieron presentes. Sí, ellos no asistieron a clases.

—Fuiste tú, ¿verdad? —preguntó el profe Emmanuel cuando llegamos a su clase. Su sonrisa me recordaba que él y su gemelo, el Profe Terius son de los que apoyan nuestras locuras.

—¿Qué le dice mi sonrisa? —cuestioné agrandándola.

—Entonces si fuiste tú —A mi lado, se hizo presente la voz baja y fina de Idina, nuestra compañera gordita que tenía el cabello como Mérida, la chica de la Película "Valiente".

Asentí y ella continuó: —Tu nombre está siendo mencionado en todo el American. Y no dudo que en todo San Diego.

<¡Qué bien! Excelente. Perfecto>.

—Todos quieren decirte algo —escuché decir a James. No me sorprendió ya que lo vi acercarse junto con Skyler y varios más. —Y tú estabas perdida.

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