30) El reto de Chloe.

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Di un paso hacia adelante para abrazar a mi hermano con fuerza. El corazón me saltaba de la emoción de verlo. Con una mano Evan sujetaba la manija de la puerta y con la otra, me empujó hacia atrás, totalmente serio. Mi sonrisa seguía plasmada en mi rostro hasta que dijo fríamente:

—No me toques.

Caí de la nube con un fuerte golpe. Retrocedí bajando la mirada y moviendo mis dedos sin saber dónde colocar mis manos.

—Feliz cumpleaños súper atrasado. —Se me ocurrió decirle y volví a mirarlo. —¿Qué estás haciendo aquí? ¿Vivirás aquí?

La emoción que comenzaba a acumularse de nuevo en mi interior al creer eso posible, se esfumó cuando volvió a hablar.

—Jamás viviré de nuevo cerca de ti.

—¡Evan! —regañó mi abuela no tan fuerte, porque estaba mirándolo atónita. Ella no ha tenido tantas oportunidades de ver cómo me trata. Las lágrimas aglomerándose en las esquinas de mis ojos al instante. Mordí mi labio y me ordené ser fuerte. No obstante, él seguía hablando cómo deseando verme llorar.

—Vete Brika. Deja que visite a mi abuela sin estar fastidiado por tu presencia.

—¿Por qué no me gritas de una vez? —respondí rota, pero fuerte, triste y harta. ¡Quiero gritar! ¡Desahogarme! Pero ahora quiero esto. —Grítame. Grítame como lo hizo mi papá. Como yo sé que quieres hacerlo. ¡Grítame! ¡GRÍTAME EVAN!

—Brika basta.

Ignoré a mi abuela y a su necesidad de hacernos parar. Ella comenzaría a llorar pronto igual que yo. Lo supe por el tono de su voz ahora temblorosa. Mi tía Áilah salió asustada y entonces entendí; me habían ocultado la visita de mi hermano. Todos. Incluso Sabrina e Ikel. La tristeza se mezcló con el enojo y tercamente seguí escupiendo palabras.

—¡GRÍTAME EVAN! ¡GRITA QUE YO LA MATÉ!

—¡TÚ LA MATASTE! —soltó la manija de la puerta y caminó hacia mí lentamente. Sus claros ojos mostrando enojo y, quizá algo parecido a la repulsión. Di un paso hacia atrás consciente de que yo le había estado retando y, ahora sollozaba silenciosamente. Las lágrimas se habían detenido en su mayoría gracias a la mordedura de mi labio inferior, que ahora sangraba un poco debido al fuerte agarre.

—¿Eso querías oír? ¿Que tú la mataste? ¿Qué la princesita de la casa...

—¡GRÍTALO!

—¡TÚ LA MATASTE! —repitió antes de que termine de decir que lo haga.

Evan tenía una expresión furiosa, echando chispas y caminaba hacia mí mientras yo iba hacia atrás a tropezones, casi cayendo por culpa de mis botines negros y mis temblorosas piernas. Mi tía AL tratando de detenerlo y de consolar a mi abuela al mismo tiempo, sin saber qué hacer realmente. Miré a Evan aproximarse a mí y cerré los ojos esperando recibir un golpe de su parte, ya que realmente su aura era negativa y explosiva en ese instante, pero escuché un sonido sordo acompañado por una queja de mi hermano y abrí los ojos confundida. Evan empujado hacia atrás y ahora sostenido por Ikel, ya que quería irse encima de la persona que lo había hecho retroceder.

No necesité ver. Ese aroma lo conocía. Esa sensación de calma y revuelo a la vez.

Sus palabras de aquella vez bajo el resguardo de MobilMart se reprodujeron en mi mente. <No te pasará nada malo. No dejaría que te ocurra algo ni que te lastimen y no haría nada que te haga daño>.

Me tomó de la mano y tiró de mí hacia su Ducati. Presionó la piel que nos unía como rogando que me suba sin chistar y en cuanto lo hice y me sujeté de él, aceleró lo suficiente como para alejarnos de ahí. Yo estaba en modo de Silencio.

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