27) No puedo dejar de observarte.

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El viento y la lluvia enredando mi cabello y zumbando y golpeando a mi alrededor. Vamos rápido, bastante rápido en comparación a lo que estoy acostumbrada, aunque no tan rápido como la broma que me hizo en la autopista aquella noche.

Al llegar a la calle de mi Tita, no redujo la velocidad en lo más mínimo y frenó ligeramente cuando estuvimos casi metidos en el garaje. Sólo entonces frenó a fondo.

Una vez refugiados de la lluvia, vi a mi tío presionar un botón rojo junto a la pared y la puerta del garaje comenzó a bajar y encerrarnos. Mi corazón latiendo más despacio ahora que paró finalmente y, mi cuerpo temblando por el frío.

—Díganme que un rayo no cayó en mi casa, por Dios. Díganme que sigo vivo y que esto es real —murmuró Ikel haciendo señas entre nosotros, divertido, aunque también sorprendido.

—Cállate Twin —soltamos al unísono, medio riendo y haciendo a mi joven tío a un lado para entrar en la casa. Ignorando el camino de agua que dejábamos en el trayecto.

—¡Ay Dios! —chilló mi Tita al vernos empapados. O tal vez, al vernos juntos. ¿Quién sabe?

Mi tía AL se unió a nosotros y su cara de sorpresa fue la misma que puso mi Tita cuando nos vio entrar juntos. Luego nos dijeron que al menos nos quitemos las chaquetas y nos cubramos con toallas. Mi abuela preparó de prisa chocolate caliente para ayudarnos con el frío. Nos sentamos en la mesa con las toallas alrededor del cuerpo y el cabello mojado en la cara. Miré a Statham, su cabello más oscuro ahora cubría su frente y se veía más sexi de manera que... ¿Qué demonios estoy diciendo?

—¡Achís! —Me salió un estornudo bajito. Terminé mi chocolate y corrí hasta el baño de abajo para tomar toallitas y limpiarme la nariz por si empezaba a estornudar con algo extra. Ustedes entienden; mocos, señoras y señores, mocos.

—Deben darse un baño caliente y cambiarse de ropa. Pero ya. —ordenó mi tía cuando regresé al comedor.

—Yo debo volver a mi casa —informé antes de volver a estornudar.

—Con esta lluvia no vuelven —sentenció mi abuela—. Llamaré a Roger y le avisaré.

—Mejor a Sabrina —pedí rápidamente. Mi abuela asintió, pero de seguro está pensando que algo ocurre u ocurrió. —No tengo ropa.

—Vamos. Buscaré en mi armario algo pequeño —musitó mi tía y todos los levantamos cuando estornudé de nuevo. Debo quitarme todo lo mojado de encima, pero ya. No estoy pésima de defensas, pero con este clima a cualquiera le cae algo mal.

—¿Y a él qué? —pregunté señalando a Statham. Quien no había dicho nada desde que llegamos. —¿Le presta Ikel?

—De hecho, tengo ropa aquí —habló finalmente el rizado.

—¿Cómo? ¿Statham tiene ropa en casa de mi familia y yo no?

—Siempre te digo que traigas y no haces caso —comentó casual mi abuela.

—Ya, ya traeré —Suspiré—. Y de Suka también.

Los cuatro subimos las escaleras mientras mi abuela preparaba la cena. Ikel entró con su amigo a su habitación y me vi obligada a decir algo.

—Si gimen fuerte escucharemos —bromeé antes de que cierren la puerta.

—¡Brika! —regañó Ikel, aunque los escuché reír igual que mi tía. Nos metimos en la habitación de huéspedes y entré al baño para seguirme duchando mientras mi tía iba por ropa pequeña a su habitación. Me quité la ropa y me metí a la ducha. Regulé la temperatura a 1 y una vez comprobado que ya salía agua semi fría, me metí bajo el chorro que caía. Hoy no estaba para soportar el agua totalmente fría.

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