11) Mujer maravilla.

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Acabo de volver de La Vasija luego de una tarde exhausta. Vi al chico que besé aquel sábado, pero no lo besé, sólo sonreí cuando pasé por su lado. No es algo que yo repita así que eso será todo.

No canté, pero si bailé y conocí muchas personas. Además, prometí a Oscar –el encargado del Karaoke– volver la otra semana. ¡Tengo que hacer que quieran ir a nuestra fiesta y no a la de La Nata! Aunque ya estamos en duda de dónde será la fiesta ya que tenemos dos opciones. ¿Vasija o casa de los Moon?

La cabeza me dolía terriblemente y la píldora que tomé hace una hora no sirvió de nada. Apenas había terminado Matemáticas y debía llevar los ejercicios a Shawn. Si la tarea está mal, me disculparé con él y la repetiré. De todas maneras, es para el miércoles y él sólo va a revisar que tenga las respuestas correctas. Shawn es un haz de las matemáticas y a mí estos ejercicios me están costando un poco. Ya era tarde, pero le prometí que se los llevaría hoy, sin importar la hora y él me explicaría en los recesos la próxima semana.

Llevo ropa de casa: un simple exterior plomo jersey cubriendo mis piernas, un suéter color blanco como mis zapatos bajos y una coleta mal hecha tratando de que no se vean tanto mis mechas onduladas y alborotadas y de seguro me veo mal, pero la verdad me siento pésima y supongo que eso se refleja en mi aspecto terrible.

Tomé mi bolso y las llaves de mi Volkswagen blanco. A Sabrina le gusta mi coche y espera tener uno así cuando ya tenga la edad. Sin embargo, yo amo los Jeep.

Agarré una sudadera oscura con capucha y bajé a la sala. Al ver a mi padre dormido en el sofá, dejé las llaves del Volkswagen donde teníamos el resto de llaveros y cogí las del Jeep. Era extraño que duerma tan temprano, pues ni siquiera hemos cenado.

—¿A dónde vas? —preguntó Sabrina bajando las escaleras con algo en la mano. Sobresaltándome un poco.

—A casa de Shawn —respondí antes de fijarme en sus manos—. Oh, ya tienes tu cámara.

—Evan ya no la necesita y me la envió de regreso. Sonríe.

Apuntó su cámara filmadora hacia mí y a pesar de sentirme sin ánimos, sonreí para la foto. Pensaría que de eso quería hablar con mi hermana cuando me dijo por teléfono "Pásame a Sabrina", pero él siempre es así conmigo. Por lo tanto, aquella explicación queda descartada.

—En fin, ya me voy. —Observé mi fotografía y sonreí al ver mi graciosa cara de enferma. —No sé a qué hora regreso, pero no tardaré. Prepara pastas hoy ¿puedes? —Prácticamente pedí y ella asintió.

—¿Pasó tu dolor de cabeza? —Negué.

—Espero que pase con la pastilla que tomé.

Salí silenciosamente de la casa y me subí al Jeep. Después de media hora de conducir, por fin estaba llegando al "Portal Del Lago".

La primera vez que vine aquí para prepararnos para la exposición en grupo, no me tomé mi tiempo en percatarme ni siquiera de los colores de la casa, ni en los detalles. Yo estaba centrada en la investigación, y en ricitos. Su casa es grande y bonita por dentro y por fuera, con colores entre amarillo, beige y blanco. Tiene decoraciones y cuadros referentes a Irlanda puesto que su familia es de allá.

La Matriz de "AMERICAN COLLEGE" está en Londres. Su dueño, un señor llamado Carlos Vásquez, quien es Latino, quiso hacer un colegio diferente a los normales en aquella ciudad de Europa. Y las reglas eran como en Estados Unidos, sin uniforme y con materias optativas como Música, Dibujo, y otros talleres. Por lo tanto, nombró a su instituto "American College". No obstante, por razones que el Señor Vásquez comentó alguna vez en alguna entrevista, razones que no recuerdo, terminó llamándolo "Senegal Collins High School", y luego cuando ya era definitivo el nombre, terminó quedando "American College", como fue pensado desde un inicio.

AMERICAN COLLEGE ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora