13) Así se besa.

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Con mis pies pegados a sus talones hasta llegar a la entrada de la cocina donde su hermana ya estaba ahí, con el cabello húmedo por el baño.

Al soltarme la mano, no me miró. Caminó hasta la mesa y me indicó donde sentarme.

En la cabecera estaba su padre, a su lado su madre y Bárbara. Del otro lado Statham y yo. De tal manera que quedé frente a la Princesita.

—Espero te gusten las pastas —comentó Annes.

Sonreí, —De hecho, es lo que tenía pensado comer hoy en casa.

—Bueno, entonces me alegro.

—Escuchamos que eres sobrina de Ikel —murmuró Dave cuando comenzamos a comer.

—Sí. Hermano de mi madre —Evité mencionar la palabra "era" a propósito.

—¿Pasó el dolor de cabeza?

—Sí, gracias —respondí mirando a ambos padres. No sé cuántas veces he agradecido a los Statham esta noche y hasta que no salga de esta casa, no dejaré de agradecer y sentirme extraña. Y mucho más después de que llorara en sueños frente a Statham y él tomara mi mano.

¿Tomo mi mano verdad? ¿O lo imagine? No, no lo imaginé, una persona solo imagina cosas cuando las desea... Y yo no, deseo eso ¿o sí?

—Barbie mencionó una raqueta —habló Statham tomándome por sorpresa.

—Eso fue valiente —alagó su padre—. ¿De dónde la sacaste?

—De hecho, estaba en el Wrangler —expliqué—. Es de mi padre, pero como me gustan los Jeep, lo estaba conduciendo en lugar de mi auto —Terminé con una sonrisa y para explicarme mejor seguí hablando. —A mí papá le gusta el tenis. La raqueta fue lo primero que encontré y no tuve más opciones. Ni siquiera lo pensé.

—Deberíamos darle una —exclamó Bárbara—. Está rota y olvidada en el callejón.

—Lo haremos. ¿En dónde trabaja tu padre?

—Oxisol —Me arrepentí al instante de responderle a Dave.

—Bien. Le preguntaré por la raqueta y devolveremos una igual.

—No hace falta.

—Insisto.

Sin saber qué más decir, hablé de la casa y olvidé que debía decirle a Dave, que no mencione a mi padre cómo fue que destruí su raqueta.

—Me gusta la decoración.

—Nuestra familia está obsesionada con el rojo, blanco y negro —dijo Bárbara.

—Me parece original.

—¿Si verdad? —chilló Annes y me hizo reír—. Lo único un poco diferente es la habitación de Harley, que está lleno de collages por todas partes.

—Mamá... —reprochó Statham, pero ya era tarde. Ya tengo un dato más sobre él. <Le gustan los Collages>. Su mamá lo ignoró y con la misma dulzura y emoción me siguió hablando.

—Escuché que cantaron juntos en La Vasija.

—Mamá.... —Trató de detenerla Statham nuevamente, pero ella continuó orgullosa.

—Cuando era pequeño y estaba muy emocionado por algo, sobre todo después de conducir o terminar un collage, cantaba. Fue bueno enterarnos de que cantó, aunque nosotros no lo escuchamos.

—¿Por qué no? —pregunté a Statham. De repente curiosa por tener más información.

—No había con quién —respondió encogiéndose de hombros y restándole importancia a la situación.

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