63) Nena.

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Llevábamos un par de minutos besándonos sobre mi cama y una ligera y rara sensación me invadió.

—Espera, espera —demandé de inmediato y me puse de pie. Corrí al baño y a los minutos salí con mucha cautela, luego de resolver el problema. Harley me esperaba de pie justo afuera y se notaba preocupado. ¡Moría de vergüenza al tener que admitir lo siguiente!

—¿Está todo bien?

—Lo siento, yo... Quiero decir...

¿Cómo rayos le digo que me llegó el período?

—Tranquila —interrumpió dulce y tomó mi mano para llevarme de nuevo hasta la cama—. Ya entendí.

—¡Qué vergüenza!

Escondí mi cara en su pecho y riendo me abrazó.

—Tenemos todo el tiempo del mundo.

Y nos dedicamos a besarnos e imaginar cómo quedaría el baile de gala.

* * *


(Lunes, diciembre 06)

El director Henderson continuaba con los codos apoyados en su escritorio y las manos juntas bajo la barbilla. Pensando todavía en nuestra propuesta para hacer un Baile de Gala en el AC, como una cena navideña a su vez. Harley a mi lado, empezaba a exasperarse y con toda razón, pues el director Romel ya lo estaba pensando con exageración.

—¿Y bien? —Se atrevió a preguntar el R, provocando que el director nos mire al fin.

Estaba a punto de ponerme a zapatear como loca debido a la ansiedad. Henderson se puso de pie y colocó sus manos en el borde de la mesa, aun mirándonos.

Dios, que hable ya. Estamos por caerle encima por tanto suspenso.

—Me parece una gran idea.

Al oír sus palabras solté un pequeño grito de felicidad y me lancé a los brazos de Harley dando brinquitos. El siguiente en recibir un abrazo breve fue el director, quién sólo se reía de mí.

—Comunicaré a los profesores de Talleres de inmediato.

Casi no dejo que Harley dé las gracias, pues tiré de su brazo y muy emocionada lo saqué de ahí antes de que Henderson se arrepienta.

(Statham)

—Esto será fantás..

Brika se calló de pronto y toda su emoción se apagó. Su rostro se tornó serio y hasta llegó a verse molesto.

Me tomó un segundo darme cuenta de qué la puso así. O más bien, quién. Un tipo bastante alto y de cabello negro estaba caminando hacia nosotros. La mano de Brika presionó la mía y tomó aire dramáticamente conforme el idiota hijo de Henderson se acercaba.

¿Por qué él cambia su humor de esa manera? ¿Le hizo algo acaso? Mi sentido de alerta se activó al instante.

—Hola nena —habló finalmente cuando estuvo frente a nosotros.

—Soy Brika, no nena —Mi novia echaba chispas por los ojos.

Esta vez yo presioné su mano y dimos un paso para irnos, pero escuchamos cómo se aclaraba la garganta. Yo no tenía ganas de cruzar palabra alguna con Arthur Henderson y al parecer Brika tampoco, así que lo ignoramos y continuamos caminando. No obstante, tuvo que abrir la estúpida boca para molestar.

—¿Así que él es tu noviecito, eh nena? Yo de ti tendría cuidado.

No obstante, ella no respondió en voz alta. Sólo cerró los ojos y habló en tono bajo, para sí misma casi entre dientes.

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