84) Hollows residence hall.

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(Brika)

Dejo de respirar cuando él responde. Mi corazón se hace daño y a la vez ríe de felicidad. Yo lo amo. Él me ama. Pero el resentimiento y el miedo a fallar de nuevo nos mantienen así; conteniendo las ganas de ir y besar al otro y dejarlo todo atrás. Y preferimos esta maldita y fina línea que nos separa de amarnos a gusto y como debe de ser.

Siento las lágrimas en las esquinas de mis ojos al instante, y me obligo a no moverme de aquí. Sé que, si me levanto, él irá tras de mí y no quiero hacer una escena. Ya es demasiado con lo que está pasando y sé, que todo lo están haciendo a propósito y en complicidad para remover todos los sentimientos dentro de nosotros y ver qué ocurre.

Trago grueso y muerdo mi labio inferior, desviando la mirada de sus ojos.

—Es el turno de Daniel —hablo en voz alta, aclarando mi garganta y revisando nuevamente la hora en mi teléfono. Son las 00:06, lo que significa que estamos oficialmente en el día que cumple años Harley, pero aún falta para la hora exacta.

Intenté desviar la atención de mí, pero la botella no gira lo suficiente y termina apuntándome, otra vez.

—¿Verdad o reto? —pregunta él y ya no sé qué responder. Temo que pregunte algo en lo que deba ser demasiado directa o que tenga que hacer algo y termine en los brazos de Harley. Estoy muy mareada y susceptible por todo lo que ha pasado y por todo lo que he bebido, y sigo intentando mantenerme mentalmente de pie. —¿Brika?

—Eh, sí. Lo siento. Hmm... Reto.

—¡Bien, Brika! —exclama Daniel y yo me arrepiento—. Tranquila, no te pediré nada grave. Sólo debes dar un beso a Harley donde tú quieras.

Madeline es la primera en reír. Mi cara debe ser un poema y Harley deja de mirarme. Los demás se inclinan hacia adelante, esperando que me levante y lo haga. Estoy mareada y me pongo de pie con cuidado. Me acerco a mi ex de frente y me inclino hacia él colocando mis manos en los apoyabrazos de la silla. Está demasiado quieto y su mirada está fija en mis labios. Sonrío y me acerco a su boca cuando cierra los ojos, pero no llego a tocarla. A último momento, cambio el rumbo y dejo un beso más abajo de su oreja izquierda, con dirección a su cuello. Sólo espero que aún ame los besos ahí. Suelta un suspiro y me alejo tan despacio, que mi boca rosa la suya antes de ponerme de pie otra vez.

—Eres terrible McVey —anuncia Madeline, a la derecha de Harley.

Intenta no sonreír, y yo hago lo mismo. Regreso a mi asiento y disfruto de los próximos diez minutos de verdad o reto.

Chloe se levanta para ir al baño y Lewis va con ella. Carla también se pone de pie y Madeline y yo la seguimos. Entro primera al baño social para evitar sus preguntas y al salir, tengo el teléfono en mi mano esperando que mi papá me responda la llamada.

—No huyas, cobarde —chilla Madeline antes de perderme de vista.

Roger McVey aún no debe estar durmiendo y, más que evitarme un interrogatorio de aquellas locas e indiscretas mujeres, necesito hablar con mi papá.

Le timbro una segunda vez mientras me alejo de todos, y al fin responde.

—Princesa, ¿cómo estás? —Extrañaba escuchar a este hombre. —¿Está todo bien? En Chicago es más tarde...

—Perdón, papá. Te mentí —susurro avergonzada—. El viaje nunca fue a Chicago, sino a Durham. No quería mentir, yo... sólo intentaba evitar el tema de Harley por completo y ahora...

—Tranquila —dice calmado y suelta una risa baja—. Lo viste, ¿cierto? De lo contrario no estarías llamándome a esta hora para que te escuche con tragos encima.

AMERICAN COLLEGE ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora