31) Locuras y retos con los R.

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Jenkins estaba subido en la Ford frente a mí, con mucha suerte logró sujetarse del vehículo antes de caer hacia atrás y al igual que el resto de nosotros tenía la boca abierta exageradamente, pero con expresión divertida. Miré de reojo a los demás mientras Chloe se empinaba un poco y tomaba al R de las mejillas para que se incline hacia adelante y poder besarlo cómodamente, sin importar que sus ojos celestes continuaban abiertos al contrario de los de ella. Jezabel no paraba de pestañear y Bárbara abría y cerraba la boca como si quisiese decir algo, pero ninguna sílaba era pronunciada.

Sentí que me hincaron las costillas y regresé a mirar a Harley. Tenía los labios apretados y sus ojos estaban concentrados en algo delante de él. Seguí sus ojos y ese "algo" era la pareja que se besaba. Pero lo interesante de ahora era que Tuckerstill tenía una de sus manos en la cara de Chloe, sus ojos ya estaban cerrados y la expresión de sorpresa de su rostro había sido remplazada por una de "¿Gustó?".

Entonces ella se separó de pronto. Demasiado desconcertada consigo misma y tan rápido que incluso Tuckerstill casi se va hacia adelante. Retrocedió un paso y se negó a mirar hacia arriba al tiempo que él se rascaba la nuca y fruncía los labios.

Jenkins se aclaró la garganta y luego de mirar su teléfono, dijo: —Dos, uno. Cero.

Y entonces Sabrina guardó su teléfono y con su increíble confianza habló como si nada hubiese pasado.

—Bien Chloe, reto cumplido. Ahora, deberíamos cambiarnos el uniforme. —Una vez obtenida la atención del resto, yo me acerqué a Chloe y la tomé del brazo para llevarla lejos mientras mi hermana seguía hablando. —Digo, para seguir con esas locuras y no andar haciendo publicidad del American College.

Una vez que estuvimos un auto más allá le dije a la rubia: —Wow.

Pero ella seguía en shock por lo ocurrido.

—Chloe mírame. —Y dudosa y arrepentida lo hizo. —Creo tener una idea de porqué lo hiciste y es por lo que él te dijo en esa fiesta de Halloween de La Vasija y yo de tarada te dije que le conquistaras. Pero...

—Solo creí que debía hacer lo que tú hubieras hecho.

—Chlo. Me refiero a... Fue una estupidez decirte eso y lo lamento... Es... Realmente no entiendo por qué me está costando tanto hablar y no paro de balbucear quizá por el hecho de que no dejas de caminar de aquí allá en un espacio de un metro. —Así que paró de hacerlo y la sujeté de los hombros. —Mami hermosa de mi vida, lo que quiero decirte es que no es necesario que lo hagas. Eres una chica increíble y ese idiota no merece siquiera que le dediques un minuto. Fue único lo que hiciste hace un momento, de verdad fue... Wow. Pero... ¡Dios! Esto del balbuceo no es lo mío, pero...

—Bri... —Me calló. Y entendí que debía callar y escuchar ahora. —El primer día de clases cuando bajé del auto, llegué al Dorado con la cabeza baja apretando los libros y mirando a mis botas cafés... Y choqué con él. —Al decir aquello la escuché con el triple de atención. —Y... Me gustó —susurró—. Así como tú me contaste que hasta soñaste con Sta... Harley, luego de verlo solo una vez. Y... Es por eso que no me opuse cuando dijiste sobre conquistarlo.

—Mi rubia hermosa —musité dulcemente y la abracé—. Si él no ve a la criatura más maravillosa creada por Dios que yo sí veo y estoy abrazando en este instante, realmente se gana un Oscar como imbécil, pero ya llegará quien te valore y te trate como te mereces y será la persona más afortunada e inteligente del mundo.

Ella se separó del abrazo con una sonrisa y sin alejarse, musitó: —Te diría a ti exactamente lo mismo respecto a él. —Miró en dirección al resto, en dirección a los R y sabía perfectamente que se refería a Statham.

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