AMERICAN COLLEGE ✔️

60) Morir en el intento.

(Sábado, diciembre 04)

-Me da mala espina La Nata, sabes, incluso más que el idiota de su hermano -admití a Chloe a mi lado en la cama. Ella sentada y arrimada al respaldar y con las piernas estiradas y yo, boca arriba observando mi techo en forma de punta hacia el cielo; típico techo de ático.

-Deberías tener cuidado -dijo preocupada-. No me agradan ni un poco las amenazas que dice cada vez que abre la boca.

Suspiramos al unísono, me senté a su lado y asentí. Estábamos tan aburridas y por primera vez Brika McVey no tenía una idea de qué hacer para pasar el rato, aunque debería estar como loca buscando qué me pondré para la cena con la familia Henderson en la noche. Mis ojos se detuvieron despistadamente sobre la pared vacía de mi habitación y pasaron unos segundos antes de notarlo.

Entonces pestañeé y solté sin pensar:

-Hay que hacer algo en esa pared.

Chloe regresó a mirar y asintió.

-Sí. Está muy triste así. ¿Pero qué?

-No tengo idea, pero algo haré.

-Puedes pedirle a Jensui que pinte algo para ti -sugirió.

-Es una gran idea Chlo, pero no sé, siento que debería ser algo más. Debe ser algo que cuando lo mire, sepa que es especial y lo cambié todo.

Chloe me miró asombrada y sonrió. Fue la sonrisa más tierna que me había brindado hasta ahora y me encantó tanto que sonreí junto a ella. No puedo creer que seamos tan diferentes y nos hayamos convertido en mejores amigas. Realmente la adoro.

-¿Qué ocurre? -me vi obligada a preguntar.

-Eso sonó bastante profundo.

-No te burles de mí -Le di un ligero empujón y luego nos recostamos riendo en la cama. -Debo buscar el vestido perfecto para hoy -conté de mala gana y volví a suspirar. Era el primer sábado como grupos unidos y quería pasarlo con mis amigos, pero mi padre y el director tenían otros planes.

-Parece que no te entusiasma mucho la idea de ir a la cena con la familia del director.

-La verdad quería ir a Springs Park, o donde sea. Con ustedes.

-Aún podemos ir mañana. -Ella se puso de pie de un salto y estiró su mano hacia mi-. Ven, vamos a elegir un vestido.

* * *

-Me encanta mi vestido -chilló en voz baja Sabrina, pero con un tono lleno de emoción. Sería la tercera vez que luciría aquel vestido con flores acampanado en la parte inferior del mismo. Su cabello suelto y ondulado le hacía ver como una princesita.

-Luces preciosa Suka -alagué. Me observé en el espejo de su habitación una vez más para comprobar que mi vestido blanco -manga tres cuartos, cuello redondo con el escote exacto, corto y pegado al cuerpo-, me quedara bien. Mi dieron ganas de liberar a mi cabello recogido, pero me abstuve de ello.

-Gracias -sonrió y levantó sus cejas varias veces antes de dar una vuelta nuevamente. -Y tu estás radiante como siempre.

-Gracias -sonreí e hice una reverencia provocándole una risa encantadora. -Vamos, papá ya debe estar listo.

Bajamos las escaleras con mucho dramatismo para ver la reacción del hombre parado a mitad de la sala. Y sonrió. Se acercó y ofreció el brazo a cada una, al llegar a la puerta, lo soltamos un instante para que asegure la casa y luego continuamos hasta el Jeep de la misma manera.

Antes de terminar la Av. Wimbledon y tomar la calle que lleva al otro lado de San Diego, cruzando el centro, se me pusieron los vellos de punta y me estremecí.

-¿Qué pasa? -preguntó Sabrina desde el asiento del copiloto.

-Me puse nerviosa de pronto.

-¿Tú? -preguntó sorprendida y a su vez medio riendo-. ¿Nerviosa por una cena?

-Eso es nuevo -soltó mi papa sorprendiéndonos a ambas.

-No sé, debe ser porque no hemos tenido una cena en mucho tiempo.

-O quizá porque la cena es con el director Henderson -intentó mi hermana.

No dije nada. Quizá era eso. Pensar en mi papa y Romel Henderson en sus tiempos de jóvenes universitarios, solo me recuerda a mi madre y a Roger McVey siendo un corredor en aquella época. Esta noche debo sacar información, o morir en el intento.