8) ¿Qué pasó?

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—Statham.

—McVey.

Lo que dijo sobre mi madre y el golpe que le di, lo dejé en el fondo de mi mente, en el lugar donde están las cosas que debo olvidar y superar. O al menos intentar aquello. Silencio y miradas de fastidio por parte de ambos era lo único que nos separaba ahora. Y no olvido que pasó toda la tarde con su actitud amargada y me agotó tratar llevar la fiesta en paz en casa de Shawn.

—No tienes como volver ¿Cierto? —preguntó mientras se quitaba su casco y me miraba junto con una ladeada sonrisa burlona.

—Sí tengo, sólo debo proponérmelo.

Con una mano me indicó la calle, como invitándome a parar algún auto.

Me aproximé hasta el borde de la acera y levanté mi brazo. Al instante un auto se detuvo frente a mí. Sonreí, pero me negué a voltear y descubrir qué cara tenía el ricitos.

Caminé los pocos pasos hasta colocarme en la ventana del conductor.

—Hola —saludé al tipo rubio de unos veinte años que iba al volante. Su cara era demasiado fina, al igual que su nariz y sus labios. Peinado hacia adelante como simulando un flequillo. Y sus azules ojos eran algo pequeños. —¿Me darías un aventón?

—Claro preciosa —Hizo un ademán con la cabeza invitándome a subir en el asiento del copiloto. —Pero primero a casa de mi hermana —Levanté mi ceja como preguntando "¿Es en serio?" Y de inmediato concluyó, divertido y rodando sus ojos. —Es una fiesta.

Rodeé el vehículo y me subí ignorando a Statham, pero sintiendo su mirada sobre mí.

—Soy Lucas.

—Brika McVey. Y... ¿La fiesta tiene motivo?

—Somos jóvenes —Fue su corta y precisa respuesta.

Aceleró y se coló en el tráfico. Traté con todo de mí no mostrar mis nervios cuando cambió la marcha a tercera, pero ya me había metido en esto. Gracias a Dios, tuvo que reducir la velocidad por la cantidad de autos que había en la calle. Al parecer todos quieren disfrutar su viernes desde temprano.

En breve llegamos a una casa donde el ruido de la música se escuchaba casi a una cuadra de distancia. Había personas frente al lugar, la mayoría con vasos, latas o botellas. Y de igual manera algo de basura en el césped delantero. La verdad, no había venido a este lado de la ciudad, puesto que es de los últimos bloques de casas y su fama en cuestión de seguridad no era una de las más buenas y recomendadas. <Qué irresponsable estoy siendo>. Y toda por querer mostrarle algo al ricitos.

—Es aquí.

Bajamos del vehículo y me llevó al interior de la casa. Las personas por doquier, conversando, besándose, bebiendo, fumando o bailando. Al fondo divisé una mesa de billar y un poco a la derecha de ahí unas escaleras.

—Hey Lucas —llamó algún tipo desde atrás. Un grupo de chicos se aproximó a nosotros e hicieron con Lucas un saludo de manos. No tenían muy buena pinta y mis ganas de golpearme por haber sido tonta y subirme en el auto de un desconocido iban en aumento.

—¿Y quién es tú amiga? —preguntó una chica con un piercing en la ceja y expresión de que me sacará los ojos si digo o hago algo equivocado—. ¿Tu acompañante de hoy?

—Soy Brika —respondí de todas maneras, directamente a ella—. Y sí están pensando que soy la putita con la que pasará está noche, se equivocaron.

—Vamos por una cerveza —Lucas trató de zafarse de la situación rápidamente al notar que no dejaría que se equivoquen conmigo. O tal vez que lo malinterpreten a él. Quién sabe.

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