—Listo, me rindo. Llévenme a ver a Shadow Weaver.
Adora habla con firmeza, pero lo cierto es que se encuentra muy asustada. Con las manos en alto, ha decido entregarse a los soldados hordianos con tal de ganar algo de tiempo para sus aliados.
Mientras es escoltada por dos soldados hacia la Cámara Black Garnet, se culpa a sí misma por todos los errores que culminaron en la situación actual. Todo comenzó en la Gala de las Princesas, cuando fracasó en defender el castillo de la princesa Frosta, en proteger a sus amigos, y encima perdió la Espada de la Protección; todo porque fue incapaz de ver a través de los engaños de Catra.
—¡Glimmer!
Tan pronto se abre la puerta de la cámara, Adora presencia con desconsuelo la forma precaria en que han mantenido a su amiga prisionera, restringida por la energía que dos pilares extraen directamente de la Black Garnet.
—Glimmer, estoy aquí...
Aun siendo acostada sobre una fría mesa de metal, sujeta con correas en sus muñecas y torso, Adora solo piensa en su amiga, en el dolor que debe estar sintiendo, y en cómo podría apaciguarlo.
—No te preocupes, todo estará bien... te voy a salvar.
Cuando la mesa se eleva de forma vertical, puede ver a las autoras de dicho dolor. Catra yace de pie y de brazos cruzados, mirándole con recelo; a su espalda, desplazándose con sus poderes de levitación, Shadow Weaver se aproxima desde otra habitación.
—¿Qué fue lo que le hicieron?
—Déjennos —ordena la hechicera, posando su mano sobre el hombro de la felina.
Tras confirmar que los soldados se han retirado, baja su mirada hacia esta última.
—Repórtate en las barracas para capitanes y empaca tus cosas. Adora volvió, no necesitas estar ahí.
—¿Es en serio? Después de todo lo que he hecho por ti, ¿sigues queriéndola a ella? —reclama Catra, visiblemente irritada.
—¡Dije que te vayas!
Sin mucha paciencia, la mayor le toma del brazo y le empuja hacia la puerta. Catra voltea la mirada tan solo una vez, encontrándose con esos ojos azules que tanto ha apreciado desde que tiene memoria; ahora mismo, sin embargo, son lo último que quiere ver, por lo que decide obedecer y abandonar la habitación, con la puerta cerrándose tras su salida.
Adora se siente sin muchas opciones, y con solo su antigua mentora para tratar, no puede hacer otra cosa que intentar negociar.
—Shadow Weaver, me quedaré contigo voluntariamente, pero debes dejar que Glimmer se vaya primero.
—Adora... no...
—¡Glimmer!, ¿¡estás bien!?
Adora voltea la mirada hacia su amiga, quien parece mantenerse a duras penas consciente.
—Estás en lo correcto, Adora —responde Shadow Weaver, acercándose lo suficiente como para acariciar su mejilla —. Debes quedarte voluntariamente porque voy a limpiar tu mente... No tendrás memoria de She-Ra, o del tiempo que pasaste con la Rebelión, todo será como antes.
Dicho lo cual, la hechicera retrocede un poco y extiende sus brazos, acumulando la energía de la piedra rúnica en las palmas de sus manos.
—Y para la princesa, una vez que termine, estarás feliz de tenerla prisionera... —añade, sujetando su cabeza con firmeza.
Adora experimenta el flujo de magia dentro de su cabeza como la peor de las jaquecas, y aunque intenta resistir, el dolor se vuelve rápidamente insoportable. Gritando en agonía, puede sentir como su mente se fragmenta y une nuevamente, una y otra vez.
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Dominio [Catradora]
FanfictionCuando piensas en un villano, ¿qué te viene a la mente? ¿Crees que los actos ruines crean a un villano? Las aspiraciones egoístas, ¿quizá? O puede que sean sus intenciones, la medida en que justifica sus actos con un fin mayor. Lo cierto es que no e...