Una oportunidad caída del cielo

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De regreso en Luna Brillante, la reina Ángela ha convocado a sus aliados en la mesa de guerra, para discutir cuál será el próximo movimiento de La Rebelión. Allí le acompañan su hija Glimmer, Bow, sus generales de confianza, y las únicas dos princesas que siempre atienden a su llamado: Netossa y Spinnerella.

—¿Mermista y Frosta no vendrán? —cuestiona Netossa, preocupada por su ausencia.

—Me temo que no —responde Ángela, negando con la cabeza —. Ambas recibieron una invitación, pero la princesa Frosta declinó, y de la princesa Mermista no hemos tenido respuesta.

—¿No será que...?

—Tranquila —le interrumpe Glimmer —. Bow y yo acabamos de volver de Seaworthy, el reino de Las Salinas todavía no ha sido conquistado.

—Menos mal —expresa Spinnerella, suspirando aliviada.

—Sí tendremos a otro invitado —prosigue la reina, dirigiéndose específicamente a las dos princesas foráneas —. Pero antes de hacerlo llamar, necesito saber que cuento con su completa discreción.

Netossa y Spinnerella intercambian una mirada confusa antes de asentir en silencio. Entonces, Ángela da la señal para que una de las guardias abra la puerta a su espalda, revelando la identidad de su "otro invitado".

—¿¡Rey Micah!? —exclama ambas al unísono, saltando de su silla por la sorpresa.

—¿Qué pasó con la discreción? —bromea el rey en respuesta, para seguidamente tomar asiento a un lado de su esposa —. Me alegra verlas de nuevo, ha pasado mucho tiempo.

—P-Pero usted murió, nosotras asistimos a su funeral —tartamudea Netossa, sin poder creer lo que ven sus ojos.

—Es un fantasma... —murmura Spinnerella, tan pálida como si realmente hubiera visto uno.

A Glimmer y Bow les toma algo de tiempo explicar la situación, desde el motivo de su desaparición, hasta el viaje que hicieron para rescatarlo. Cuando acaban, las princesas intercambian otra mirada confusa mientras regresan a su asiento, y Netossa retoma la palabra.

—Su majestad, si usted sigue con vida, ¿por qué no darle la buena noticia a todo el mundo?

—Estuvimos a punto de hacerlo, fue Bow quien nos convenció de lo contrario —revela Micah.

Todos los presentes voltean la mirada hacia el arquero, y este se pone de pie para dar sus razones.

—Como recordarán, los hordianos corrompieron la mente de Adora con un hechizo mágico, y ahora que Mystacor se encuentra en su poder, el rey Micah es el único que puede traerla de vuelta. Si se corre la voz de que sigue con vida, harán hasta lo imposible para acabar con él, es por eso que debe permanecer oculto; además, siempre que no lo sepan, podremos aprovechar el factor sorpresa.

—Ya veo. Bien pensado —reconoce Netossa.

—En ese caso, mantendremos el secreto —agrega Spinnerella.

—Eso nos lleva al motivo de esta reunión —retoma Ángela, captando nuevamente su atención —. Mientras She-Ra esté al servicio de Hordak, no tendremos ninguna posibilidad de ganar esta guerra, por lo que recuperar a Adora se ha convertido en nuestra máxima prioridad. La cuestión es... ¿cómo?

Esa es la pregunta, y las respuestas son variadas. Glimmer es la primera en saltar a la palestra, y sugiere infiltrarse en la Zona del Terror para capturarla, pero todos rechazan esa idea por ser demasiado arriesgada. Entonces es el turno de Bow, quien sugiere averiguar cuál será el próximo objetivo de los hordianos, para tomarles la delantera y preparar una emboscada; desafortunadamente, no tienen ni una sola pista sobre a dónde irán después, por lo que su idea también debe ser descartada. La última en hablar es Netossa, y ella sugiere colocar un anzuelo para que Adora camine voluntariamente hacia una trampa; claro que, para eso necesitan un buen anzuelo, y no pueden pensar en ninguno.

—Puede que nuestra única opción sea esperar a que se presente una oportunidad —comenta Micah.

—¿Esperar? No podemos esperar. ¡Las oportunidades no caen del cielo! —reclama Glimmer, tan impaciente como siempre.

—¡Su majestades! —exclama una guarida de repente, entrando sorpresivamente a la habitación —. Disculpen la interrupción, pero un extraño aparato cayó del cielo y aterrizó a las puertas del castillo.

Según parece, las oportunidades sí caen del cielo. La guardia les muestra el aparato en cuestión, un disco metálico con un pequeño paracaídas incorporado, y un único botón rojo que resalta a la vista.

—¿Qué significa esto? —cuestiona Ángela, temiendo lo peor.

—No lo sé, pero definitivamente es tecnología hordiana —responde Bow, siendo el primero en levantarse para echarle un vistazo.

—¿Un arma?

—Parece un... proyector. Puedo traer mis herramientas y comprobarlo ahora mismo.

—Por favor, hazlo.

El arquero asiente con la cabeza antes de abandonar la habitación, y al cabo de unos minutos regresa con su caja de herramientas. No le toma mucho tiempo desarmar el artefacto, y muy pronto confirma sus sospechas: no es más que un simple proyector.

—Supongo que proyectará un mensaje cuando presionemos este botón —explica entonces.

—Un mensaje funesto, sin duda —comenta Micah, cruzándose de brazos con una expresión tensa —. Aún así, no podemos ignorarlo

—Tienes razón, no podemos —concuerda Ángela, dando su señal de aprobación.

Sin más preámbulo, Bow coloca el proyector en el centro de la mesa, y presiona el botón antes de regresar a su asiento. La máquina emite un pitido, y enseguida proyecta una imagen que les rompe el corazón: Adora, luciendo con orgullo los colores de La Horda.

—Etherianos, los saluda su futura gobernante —manifiesta la rubia, con tal seguridad que, más que una promesa, parece un hecho ineludible —. Mi nombre es Adora, pero los ciudadanos del Nuevo Orden me llaman Lideresa Suprema; a mi, y a mi co-gobernante Catra, por supuesto. En esta ocasión, me dirijo a ustedes para compartir las buenas nuevas, y es que Hordak finalmente ha sido derrotado.

Semejante noticia causa desconcierto en la habitación, pero nadie se atreve a decir una palabra. ¿Será verdad? Y en caso de ser verdad, ¿cómo afectará eso a la guerra?

—Ahora la Zona del Terror nos pertenece —prosigue —. Y la hemos transformado en un auténtico paraíso, rebautizado como la Joya de Etheria; aquí, la naturaleza y la tecnología se combinan para crear lo nunca antes visto, un ambiente próspero en donde podrán alcanzar su máximo potencial. Lo tenemos todo: seguridad, salud, alimentación, educación y entretenimiento.

A continuación, la proyección de Adora sonríe y extiende sus brazos, como si les diera la bienvenida.

—La presente es una invitación para que vengan a verlo con sus propios ojos. Vamos a celebrar la inauguración de la Joya de Etheria, y aquellos que nos honren con su presencia recibirán una visita guiada por todo el lugar; confiamos en que entonces querrán convertirse en orgullosos ciudadanos del Nuevo Orden, pero si ese no fuera el caso, tendrán la libertad de marcharse en cualquier momento, les doy mi palabra. Eso es todo, me despido... y hasta pronto.

Es con esas palabras que su imagen finalmente desaparece, dando lugar a un mapa con la ubicación de la Joya de Etheria, además de información adicional sobre el evento de inauguración. Lo que más llama la atención es el día en que se llevará a cabo, pues tan solo falta una semana.

—¡Es una trampa! Tiene que serlo... —asevera Glimmer, frunciendo el ceño y apretando los dientes.

—Trampa o no, esta podría ser la oportunidad que estábamos esperando —responde Micah, sin apartar la mirada del proyector —. Todavía hay tiempo. Intentemos dar con un buen plan.

Aunque controversial, la invitación de Adora les viene muy bien para replantearse las cosas. Tras casi dos horas de discusión, elaboran un plan con el que esperan traer a su amiga de regreso, y aprovechan el resto de la semana para prepararse.

Dominio [Catradora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora