Reunión familiar

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Angustiada por la ausencia de su hija, la reina Ángela espera impaciente en la sala del trono, con la esperanza de recibir pronto noticias sobre su paradero.

Lo primero que hizo tras dar por finalizada su última reunión, fue ir a buscarla a su habitación para intentar hacer las paces, pero todo lo que encontró fue un cuarto vacío y una nota (presuntamente escrita por Bow), con una larga disculpa por haber desobedecido sus órdenes.

No es la primera vez que Glimmer se escapa de ese modo, pero sí la primera desde que la mantuvieron cautiva en la Zona del Terror; esta vez, por desgracia, no están Adora ni el resto de las princesas para ir en su rescate. El mero pensamiento de que aquello pueda repetirse le hace sentir un vacío en el estómago, mientras teme recibir en cualquier momento otro ultimátum por parte de Hordak, exigiendo su rendición a cambio de la liberación de su hija.

Es por ese temor que, cuando una de sus guardias aparece de repente en la entrada, Ángela aprieta los puños y se prepara para escuchar lo peor.

—Su majestad —saluda la guardia, inclinándose respetuosamente ante su líder —. Me complace anunciar que la princesa Glimmer...

—¡Está de vuelta! —anuncia la aludida, transportándose como si nada en el centro de la habitación.

El enorme alivio que siente Ángela al verla aparecer sana y salva, es tan solo comparable a su enojo... Sus alas se extienden rápidamente para elevarse por encima del trono e ir a recibirla con un fuerte abrazo.

—¡Glimmer! —exclama entonces, todavía abrumada por la emoción —. Gracias al cielo que estás bien.

—Obvio que estoy bien —responde la menor con naturalidad —. Mamá, no vas a creer lo que...

—¿Tienes idea de lo preocupada que me tenías? —le interrumpe la reina, alejándose lo justo para sujetar sus hombros.

—Sí. Pero si me dejas explicarte...

—¡Oh, no! Ahora vas a escucharme jovencita. No puedes seguir escapando de Luna Brillante cuando te dé la gana.

—Lo sé, y lo siento, pero gracias a eso encontramos...

—¿Acaso olvidaste lo que pasó la última vez?

—¡MAMÁ!

Antes de que Ángela pueda continuar con su sermón, Glimmer se aferra a sus brazos y ambas desaparecen súbitamente de la sala del trono, materializándose entre destellos sobre el césped de uno de los jardines cercanos. Allí, cualquier rastro de enojo desaparece al instante pues, ante los ojos de la reina, se muestra una revelación tan maravillosa como sorprendente.

—Esto... debe ser un sueño... —murmura, al borde de las lágrimas.

Justo enfrente, yace el hombre al que juró amar hasta el último de sus días, el hombre que le infundió valor cuando todo lo que sentía era miedo, y el hombre con el que concibió a su adorada hija.

—Ángela —expresa Micah, con un tono suave y una mirada esperanzadora —. Ha pasado mucho tiempo, querida.

Ángela permanece inmóvil mientras lo observa acercarse, preguntándose si se trata de una ilusión, o tal vez de un fantasma; pero, cuando este le toma de las manos y se pone de puntillas para besar sus labios, comprueba al fin que el milagro es real, tan real como para hacerle suspirar.

—Micah... —susurra al separarse sus labios, acariciándole el rostro con sus manos —. Mi amor, ¿cómo puede ser esto posible?

El hechicero frunce el ceño al revivir el pasado, al revivir el error que le costó tantos años con su familia.

Dominio [Catradora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora