Lo haremos juntas

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«Debo verme patética», es todo lo que Catra consigue pensar, rindiéndose ante el llanto. Al subir la mirada para verse en el espejo, esta se sobresalta al notar que su reflejo ha cambiado; ha vuelto al presente, y con ello, la ilusión de aquel trágico recuerdo comienza a distorsionarse a su alrededor.

—Presencia no autorizada, detectada —enuncia la IA de los Primeros, cuya voz parece provenir del espejo —. Protocolo de seguridad, activado.

Entonces, abriéndose paso a través del cristal, otra de esas gigantescas arañas metálicas se acerca con un rugido estremecedor.

Adora, quien se encontraba intercambiando elogios con sus compañeros, es abruptamente devuelta a la realidad cuando escucha a su chica gritar a la distancia.

—Catra...

La rubia sigue su voz mientras el recuerdo continúa derrumbándose.

—¡Catra!

Al entrar a los vestidores, su sangre hierve ante la imagen de Catra siendo arrastrada hacia el espejo, retenida por las viscosas telarañas de la criatura. Adora se lanza al instante para asistirle, sujetándole de la muñeca con ambas manos; pero, la fuerza que ejerce el constructo prueba ser superior...

—¡No!

En un instante, la mano de Catra se desliza entre sus dedos, y mientras la felina es absorbida por el espejo, Adora puede sentir a su corazón alejándose con ella. La rubia golpea repetidas veces el cristal, pero no tiene caso, se ha ido... y alguien tendrá que pagar las consecuencias por ello.

Catra, por su parte, clama por ayuda tanto como su boca amordazada se lo permite, viéndose arrastrada por un largo corredor de metal rojizo. Esta fuerza su rostro para mirar hacia atrás, ansiando que Adora venga en su rescate; sin embargo, rápidamente se reprocha por ello. «¿Qué demonios me pasa? Puedo defenderme por mi cuenta, soy fuerte... más fuerte de lo que cualquiera pueda imaginar», razona, frunciendo el ceño y sacudiéndose las lágrimas de los ojos.

Sin ánimas de convertirse en otra damisela en apuros, la felina utiliza sus garras para cortar la telaraña, y aunque no sin algo de esfuerzo, consigue liberar su cuerpo y saltar a una distancia segura. Ante su repentino escape, la araña reacciona disparando su red, ofensiva que Catra consigue esquivar sin problemas, aprovechando la apertura para escabullirse entre sus largas patas metálicas.

«Lo tengo», piensa, motivada por la adrenalina. En una prominente demostración de agilidad, la joven salta sobre su cabeza y, confiando nuevamente en sus afiladas garras, revienta uno de los ojos de la criatura, jalando y destrozando su cableado interno.

«Lo tengo, lo tengo, lo tengo». Con la araña tambaleándose de un lado para otro, Catra mantiene su ofensiva con ferocidad; reventando el resto de sus ojos, desgarrando su cobertura de metal y destruyendo sus circuitos. Entre una densa humareda y un espectáculo de chispas, la felina salta de regreso al suelo.

Una sonrisa astuta se dibuja entonces en su rostro, comprobando que su oponente solamente espera el golpe de gracia; pero, antes de poder dar un paso al frente, un repentino estruendo le toma por sorpresa, dos estruendos, tres...

—¡Devuélveme a mi Catra!

La felina se sobresalta al escuchar la voz de Adora, quien súbitamente aparece derribando una pared a espaldas de la araña. Esta se encuentra transformada en She-Ra, y no parece encontrarse de buen humor.

Su mirada amenazante se clava rápidamente sobre la máquina de los Primeros, y apuntando el filo de su espada en su dirección, la rubia dispara un proyectil mágico que le hace estallar en pedazos. Su furor no merma hasta que, detrás de los humeantes restos metálicos, consigue distinguir la figura de Catra.

Dominio [Catradora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora