Algo florece

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—Hola. Disculpen... —expresa Perfuma, asomándose tímidamente por el marco de la puerta —. ¿Esta es la sala de conferencias?

Se encuentra algo extenuada, pues anoche no solo tuvo que improvisar una fiesta, sino también dejar todas las cosas en orden; afortunadamente, no fueron pocos los hordianos que le asistieron en dicha tarea, incluso Scorpia se quedó para echarle una mano, o una tenaza. De todas formas, sí fueron pocas sus horas de sueño, y a primera hora apareció un soldado en su puerta para notificarle de una reunión.

—Así es —responde la mujer que aguarda dentro de la habitación, quien no es otra que Lonnie —. Tú eres la princesa del té, ¿verdad? Vaya fiesta montaste anoche, no recuerdo la última vez que me divertí tanto.

«Espero que Adora me ayude a resolver este malentendido de la "princesa del té"», lamenta Perfuma, suspirando resignada antes de entrar. Esta toma asiento en una de las muchas sillas que han sido dispuestas alrededor de una gran mesa de metal, para seguidamente voltearse hacia sus acompañantes.

—Me alegra que la hayas disfrutado —contesta entonces, ofreciéndole una sonrisa amigable —. ¿Con quién tengo el gusto?

—Lonnie. Hace poco me ascendieron a Capitana de la Fuerza, y hoy me asignaron este puesto.

—Te felicito por el ascenso —manifiesta Perfuma —. ¿Y tú cómo te llamas?

Inclinando el rostro hacia adelante, Perfuma dirige su mirada hacia el joven que acompaña a Lonnie. Su vestimenta contrasta con lo que normalmente asociaría a indumentaria "hordiana", pues lleva puesto un overol blanco con el número 53 grabado en el pecho, así como un extraño collar de metal.

El chico voltea a verle al escuchar su pregunta, pero no dice una sola palabra. Frunciendo el ceño ante tan descortés gesto, Lonnie extrae un control remoto de su bolsillo y se lo muestra a su acompañante.

—Nº 53, la princesa te hizo una pregunta —reclama entonces, con un tono severo y autoritario.

—¿Por qué habría de responder? —contesta el joven —. Si mi nombre le importara a los hordianos, no me estarían llamando "Nº 53".

Tratándose de su primera infracción, ignora por completo el propósito de dicho control, pero no tarda en descubrirlo.

—Responderás a lo que se te pregunte —demanda Lonnie, presionando uno de los botones del control.

En ese preciso instante, el joven incauto paga por su irreverencia recibiendo una potente descarga eléctrica desde su collar, cayendo rápidamente de rodillas con un gruñido tortuoso.

—¡¿Qué estás haciendo?! —exclama Perfuma, levantándose inmediatamente de su asiento —. ¡Basta!

—Como ordene, princesa del té.

Acatando la orden, Lonnie detiene la descarga y guarda el control en su bolsillo. Perfuma se apresura entonces para socorrer al pobre desdichado, ayudándole a ponerse de pie.

—¿Por qué hiciste eso? —cuestiona, observando a la soldado con indignación.

—Órdenes de las Lideresas Supremas —explica esta última —. Cuando un esclavo se niegue a seguir instrucciones, recibirá una descarga eléctrica como advertencia; el voltaje de las descargas irá en aumento conforme se acumulen sus infracciones.

Allí está, el oscuro detalle que anoche pasó por alto, dejándose distraer por los elogios de quienes disfrutaron su fiesta; mientras que, en algún sombrío calabozo, otros sufrían en silencio. «Debe haber algo que pueda hacer», reflexiona la rubia, convencida de que todos los esclavos deben ser liberados.

Dominio [Catradora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora