Aventura en alta mar

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Mientras los grandes reinos se preparan como pueden para rechazar cualquier posible intento de invasión, para la mayoría de poblados distantes los días transcurren con normalidad, sobre todo ahora que La Horda ha dejado de prestarles atención. Entre ellos se encuentra el pintoresco pueblo costero de Seaworthy, en cuya taberna aún se cuentan historias sobre piratas audaces que luchan con las probabilidades en contra y sonríen de cara a la muerte.

—¡Y ahí estaba yo, luchando con las probabilidades en contra y sonriendo de cara a la muerte! —narra Sea Hawke con entusiasmo, mostrando una pose heroica.

Este yace de pie sobre una de las mesas, rodeado por un pequeño grupo de oyentes que no parecen tener nada mejor que hacer. En esta ocasión, narra su más reciente aventura en las Salinas, cuando unió fuerzas con los rebeldes para proteger la Puerta del Mar y frustrar el ataque de los hordianos; aunque claro, no pierde ocasión para enaltecer sus hazañas.

—¡El navío de los hordianos se preparaba para asestar el golpe final, y no parecía quedar ya ninguna esperanza de detenerlos! Pero entonces... en una clara demostración de ingenio y valentía, su apuesto servidor prendió fuego a su barco para que se estrellara contra el navío, ¡salvando el día con una gloriosa explosión!

Su alocada historia ciertamente consigue enganchar al público, por lo que se siente en confianza de tomarse algunas libertades creativas para el gran final.

—Con su reino a salvo, la majestuosa princesa de las Salinas, mi adorada Mermista, corrió directo a mis brazos —alardea sin decoro alguno —. Inmensamente agradecida por mis actos heroicos, cerró sus bellos ojos y se puso de puntillas para... a-ah...

A mitad de su relato y con las mejillas completamente ruborizadas, Sea Hawke reconoce dos caras conocidas que acaban de integrarse al público, momento en el que decide poner fin a su pequeño espectáculo.

—Creo que... lo mejor será continuar en otro momento... —se excusa, riendo nerviosamente mientras baja de la mesa.

Un aura de confusión surge entonces entre sus oyentes, pero estos terminan por disgregarse sin darle mayor importancia al asunto. Con la mesa despejada, su inesperada visita finalmente se acerca para saludar.

—¡Sea Hawke! —exclaman Glimmer y Bow al unísono.

Haciendo a un lado las formalidades, ambos se adelantan para abrazar a su amigo con fuerza, gesto que el mayor corresponde con una grata sonrisa. Jamás pensó que volvería a verlos tan pronto, pero dadas las circunstancias, agradece profundamente que así sea.

—¡Chicos! —responde entusiasta —. Que sorpresa verlos por aquí. Déjenme adivinar, ¿se dirigen a Las Salinas para reconstruir la Alianza de las Princesas?

Aunque bien podría ser el caso, sus expresiones lúgubres al momento de separarse son señal clara de que se equivoca. Es en ese momento que Sea Hawke decide guiarlos fuera de la taberna, para poder así conversar en el muelle, lejos de los oídos indiscretos; allí, el intrépido pirata les habla un poco sobre la situación en Las Salinas, así como sobre la reacción de Mermista ante los eventos recientes.

—Aunque fue decisión suya abandonar la alianza, su moral ha estado algo baja desde entonces —revela Sea Hawk, mientras observa la inmensidad del océano e imagina a su adorada Mermista a la distancia —. Cuando regresamos de la Zona del Terror, me quedé por un tiempo en Las Salinas para intentar animarla.

—Entonces... ¿qué haces aquí en Seaworthy? —pregunta Bow.

—Su humor empeoró cuando supimos que Plumeria había caído ante La Horda. Mermista teme que su reino pueda ser el siguiente en caer, por lo que se deshizo de todas las distracciones para centrarse en proteger a su pueblo.

Dominio [Catradora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora