Ansioso por sofocar esa absurda insurrección de una vez por todas, Hordak es el primero en lanzarse al ataque. Aunque aparenta ir desarmado, el traje que porta ha sido diseñado para aumentar sus capacidades físicas, por lo que su fuerza y resistencia van más allá de sus limitaciones corporales.
—¡Terminemos con esta farsa!
Este se abalanza hacia el frente impulsado por un genuino deseo de finiquitar a su contrincante con un solo golpe; sin embargo, con un ágil y engañoso movimiento de manos, Adora consigue golpearle en la frente con el extremo de su bastón, aprovechando el retroceso que le ha causado para escabullirse a sus espaldas.
—Creíste que ya nada podría sorprenderte, ¿no es cierto? —asevera la rubia, paseando el bastón entre sus manos con un tono burlón.
—¡Silencio!
Con un hilo de sangre bajando por su frente, Hordak se voltea encolerizado para retomar la ofensiva, lanzando un derechazo, y otro, y uno más; pero, mientras que la fuerza está de su lado, la agilidad corre por cuenta de Adora, quien se las arregla para mantenerse fuera de su alcance... aunque no por mucho.
—Pero nunca me viste venir, ¿cómo alguien tan negligente como tú se hizo con el control en primer lugar?
—¡Cállate!
«Esta bravata no me llevará a ninguna parte... y si sigo jugando con fuego, me voy a terminar quemando», piensa la amotinadora; pues, a pesar de no haber recibido ninguno de esos golpes, las corrientes de aire que acarician su rostro le dan una buena idea de lo que pasaría si bajase la guardia. Con eso en mente, decide que es momento de tomar la iniciativa.
Tras haber estudiado cautelosamente sus movimientos, le resulta evidente que Hordak carece de técnica alguna; simplemente lanza golpes erráticos con la ingenua esperanza de atinar alguno, apostando todo a un único y contundente golpe de gracia. Adora castiga esta debilidad eligiendo agacharse para esquivar su siguiente golpe, para seguidamente azotar sus piernas con el bastón y hacerle caer de espaldas. Entonces, sin concederle si quiera un segundo para reaccionar, Adora levanta su bastón con ímpetu y lo entierra ferozmente en su hombro derecho, fijando a su presa en el suelo con un tortuoso alarido.
—I-Insolente... —profiere Hordak, consiguiendo sujetar el bastón con su mano izquierda.
Su armadura le ha protegido de un impacto directo, pero ha sido atravesada en un punto crítico. Los circuitos que le permiten mover su brazo derecho han sido gravemente comprometidos, por lo que solo le resta movilidad en el izquierdo. «Si suelto el bastón, me lo clavará en el cuerpo antes de que pueda quitármela de encima...», piensa, apretando los dientes con frustración.
—¡Todas las miradas sobre mí! —proclama Adora, regocijándose enormemente con el miedo que refleja la mirada de su adversario.
Los músculos de sus brazos se tensan mientras aumenta la presión; desde donde está parada, su victoria parece ser inminente.
—Hordak no sabe cómo defenderse, porque son ustedes quienes han librado todas sus batallas —afirma, paseando la mirada por cada uno de los generales que atestiguan el duelo —. Yo les pregunto, valerosos generales hordianos: ¿es un líder débil si quiera digno de su protección?
Ahogándose en su propia humillación, Hordak piensa desesperadamente para encontrar alguna solución a su predicamento; tal es su angustia, que una sonrisa inocente se dibuja en su rostro cuando la solución simplemente aparece ante sus ojos.
—Se acabó tu suerte —declara entonces.
—¿Ya estás delirando, anciano?
Pecando de la misma arrogancia de la que ha acusado a su rival, Adora es sorprendida al recibir una potente descarga eléctrica en la espalda, viéndose obligada a soltar el bastón y retroceder, cayendo rápidamente de rodillas. Paralizada casi por completo, la rubia consigue escuchar una molesta risilla infantil a sus espaldas.
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Dominio [Catradora]
FanfictionCuando piensas en un villano, ¿qué te viene a la mente? ¿Crees que los actos ruines crean a un villano? Las aspiraciones egoístas, ¿quizá? O puede que sean sus intenciones, la medida en que justifica sus actos con un fin mayor. Lo cierto es que no e...