Dominio [Catradora]

Profilaxis

—Ya lo tengo —asegura Catra, sentada frente a un tablero de ajedrez —. El peón se mueve una casilla hacia adelante, y captura las piezas enemigas en diagonal; si es su primer movimiento, puede moverse dos casillas. El caballo se mueve en "L", y puede saltar por encima de otras piezas. El alfil se mueve en diagonal, tantas casillas como quiera; lo mismo con la torre, pero esta se mueve en cruz. Finalmente, la reina combina los movimientos del alfil y la torre; el rey también, pero solo puede moverse una casilla.

—Correcto. ¿Y cuándo se produce el jaque mate? —interroga Light Spinner, sentada en el otro extremo.

—Cuando el rey se encuentra amenazado por una o varias piezas enemigas, y no existe forma de defenderlo.

—Aprendes rápido.

«Es una lástima. Si le hubiera enseñado a jugar cuando era una niña, a estas alturas sería una jugadora excepcional», lamenta la veterana para sus adentros. Claro que, en su defensa, Catra jamás mostró ningún interés por el ajedrez... hasta ahora.

Su pequeña clase tiene lugar en los jardines de Mystacor, en una mesita de mármol ubicada entre las rosas y las margaritas. Allí, Light Spinner procede a mostrarle algunos movimientos especiales, tales como el enroque, la captura al paso y la coronación; a mitad de su explicación, Castaspella se acerca con una bandeja de metal, y coloca dos tazas humeantes a un lado del tablero.

—Aquí tienen, el té que solicitaron —dice solemne.

—¿En serio?, ¿le pediste a la Nº 1 que nos prepare el té? —reclama Catra al instante, dirigiéndose a su mentora —. No se te ocurrió pensar... no sé... ¿¡que podría envenenarnos!?

—Nadie te obliga a beberlo —responde Light Spinner.

Dicho lo cual, toma una taza y la acerca a su rostro. Primero aprecia su aroma, una delicada mezcla de lavanda y bergamota; entonces, bebe el primer sorbo y lo degusta con calma, para al cabo de unos segundos retomar la palabra.

—Exquisito —resuelve al fin, obsequiando a Castaspella una sonrisa cálida —. El mejor Earl Gray que haya probado en mucho tiempo. Te felicito.

La aludida no responde, simplemente cierra los ojos y aparenta indiferencia; por debajo de esa fachada, sin embargo, sus palabras le llenan de dicha. Cuando una mujer tan exigente alaba su trabajo, no puede evitar enorgullecerse de sí misma.

—No creo que sea para tanto —refunfuña Catra, quien toma la taza sobrante, sopla un poco y bebe un sorbo, tan solo para acabar sacando la lengua con desagrado —. Amargo...

—Es un gusto adquirido. Si quieres, puedo hacer que te traigan leche o azúcar —responde Light Spinner.

—Olvídalo. ¿Qué decías sobre la coronación?

—Si consigues avanzar un peón hasta el otro extremo del tablero, puedes cambiarlo por cualquier otra pieza; con excepción del rey, naturalmente. Se le llama coronación, porque normalmente querrás convertirlo en una reina.