Desahógate

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—¡¿Que le hiciste qué?! —cuestiona Catra, sin ningún reparo en levantar la voz.

Se encuentra en compañía de Shadow Weaver, quien al momento de despertar ordenó que se aislara a Adora en una habitación apartada. Esta última yace colgada en la pared, con sus extremidades aprisionadas por grilletes de metal, y la cabeza suspendida en el aire.

—Un hechizo de alto nivel para eliminar cualquier recuerdo que haya tenido desde que encontró la espada —explica la mayor, sujetando el mentón de la rubia para ver su rostro adormecido —. Pero fue interrumpido antes de que pudiera completarlo.

—¿No pensaste que podrías provocarle daño cerebral?

—¡Cuando quiera escuchar tu opinión, te la pediré! —exclama en respuesta, volteándose para encararle.

Aunque se encuentra irritada, la hechicera calma su voz en miras de averiguar más sobre el estado de su hija predilecta.

—Lo único que importa ahora es determinar el estado en el que se encuentra la mente de Adora —expresa entonces, llevándose ambas manos a la espalda —. Cuando la encontraste en la Cámara Black Garnet, ¿te dijo algo?

«¿Alguna vez te dije... lo mucho que me gustan tus ojos?», es lo primero que se le viene a la mente, provocándole apartar la mirada para disimular el rubor de sus mejillas. Adora siempre ha sido amable con ella, pero jamás le había hablado de ese modo, no está segura de cómo sentirse al respecto.

—¿Y bien? —insiste su mentora, perdiendo la paciencia.

—N-Nada, ¡no me dijo nada! —termina por responder —. Se desmayó antes de que pudiera interrogarla.

Shadow Weaver sospecha que está ocultando algo, pero sus pensamientos se disipan cuando una enorme pantalla se enciende en la pared de al lado, se trata de Hordak.

—¿Se puede saber qué están esperando? Las quiero en mis aposentos, ¡ahora! —reclama el líder de la Horda. Después de lo sucedido, el descontento es comprensible.

Su mirada se desvía rápidamente hacia Adora, cuya presencia ciertamente le toma por sorpresa, y no precisamente para bien...

—Por supuesto, Lord Hordak, estaré allí enseguida —responde Shadow Weaver, inclinándose en señal de respeto.

Cuando la pantalla se apaga, Catra decide dirigirse hacia la puerta, pero es detenida por su superior, quien utiliza sus sombras mágicas para obstaculizar su camino.

—¿Qué estás haciendo? Ya lo escuchaste, nos quiere ver ahora —cuestiona, frunciendo el ceño.

Shadow Weaver se acerca y reposa la mano sobre su hombro, retirando sus sombras.

—Debo ir y convencer a Hordak de que conservar a Adora le resultará beneficioso —explica —. Mientras tanto, necesito que te quedes con ella, podría despertar en cualquier momento.

En cualquier otro momento Catra se habría negado a ser dejada atrás; sin embargo, es probable que Hordak solo vaya a gritarles por su reciente fracaso, y ciertamente desea poder hablar con Adora, averiguar qué demonios sucede con su cabeza.

—Bien, como quieras... —responde, accediendo de brazos cruzados.

La hechicera asiente y se dirige hacia el pasillo, deteniéndose por un momento bajo el marco de la puerta.

—Recuerda, está terminantemente prohibido hablarle sobre su tiempo con los rebeldes. Actúa con naturalidad.

Dicho lo cual, la mujer cruza la puerta, cerrándola tras su salida. Catra emite un bufido de fastidio al verle retirarse, sacándole la lengua ahora que no puede verle; justo en ese momento, su cabello se eriza al escuchar una risa sosegada a sus espaldas.

Dominio [Catradora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora