Destinada a liderar

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—No solo perdiste a la princesa llamada Glimmer... Sino que también me enteré de que sabías que Adora es She-Ra —reclama Hordak, asechando desde las sombras de su extenso laboratorio.

El líder de la Horda convocó una asamblea con todos sus generales para discutir el reciente ataque rebelde, y por el tono de su voz, nadie en su sano juicio querría atravesarse en su camino.

—Ahora entiende por qué era tan importante traerla de vuelta —responde Shadow Weaver, intentando ser razonable.

—¡Lo que hiciste fue invitar a que nos atacara un enemigo que tiene conocimiento detallado de nuestras operaciones! Si lo hubiera sabido, nunca habría accedido a tu estúpido plan.

Visiblemente irritado, Hordak abandona la oscuridad para encarar a la hechicera.

—Lord Hordak, con todo respeto, Adora ha demostrado ser la mejor carta con la que contaba la Rebelión, y ahora está en nuestras manos —expresa esta última, extendiendo su mano derecha y cerrando el puño con ambición.

—¿Y qué uso tenemos para una traidora?

—Tan pronto confirme el estando en que se encuentra, estoy convencida de que Adora será clave para consolidar nuestro dominio sobre Etheria.

Mientras ambos debaten sobre si la presencia de Adora en la Zona del Terror es una ventaja o una vulnerabilidad, Scorpia pasea nerviosamente su mirada por toda la habitación, preguntándose en dónde estará su apreciada amiga.

«No parece que me necesiten por aquí», piensa la fornida capitana, escabulléndose discretamente de la asamblea. Esta deambula un rato por los casi laberínticos pasillos del bastión, pero por más puertas que abre y soldados a los que consulta, simplemente no consigue encontrarla.

Tras caminar sin rumbo por un buen rato, se apoya de la pared con una de sus tenazas para descansar.

—Vamos, Catra, dame una señal... —murmura, dejando escapar un suspiro de cansancio.

—¡Me diste la espalda por unos rebeldes a los que acababas de conocer!

Afinando su oído, Scorpia reconoce la voz de la felina al instante.

—¡¿Qué clase de amiga hace eso?!

Aunque su voz es distante, el furor en sus palabras puede palparse en el aire, y pone a Scorpia en alerta de que podría estar en problemas.

—No te preocupes, ¡tu mejor amiga está en camino! —exclama, siguiendo la voz a ritmo acelerado.

Tras casi girar en la dirección equivocada en un par de pasillos, Scorpia consigue encontrar la habitación correcta, y sin ningún reparo de lo que pueda estar sucediendo dentro, abre la puerta con la fuerza suficiente como para estrellarla contra la pared.

—¡Ah! —exclama Catra, sobresaltada por la repentina intrusión —. ¡Scorpia!, ¡¿cuál es tu problema?!

—¡Catra! Estás... bien... —responde esta, desconcertada.

Quien no parece estar tan bien es, de hecho, la prisionera. Aunque ya no se encuentra sangrando, la "marca" de Catra probablemente se quedará en su mejilla por varios días más.

—¡Por supuesto que estoy bien!

Con una risilla incómoda, Scorpia junta nerviosamente sus tenazas antes de responder.

—Es que... bueno... te escuché gritar desde el pasillo... y pensé...

—Pensar evidentemente no es lo tuyo —declara la felina, tan cortante como siempre —. ¿No deberías estar en la asamblea?

Dominio [Catradora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora