Mi otra mitad

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—Entonces... veo que tu cabello se mueve, ¿qué shampoo usas? —pregunta Scorpia, con una sonrisa incómoda.

Esta se encuentra vigilando a Entrapta, quien yace colgada de la pared con grilletes de acero. Catra, por su parte, se encuentra recostada contra el marco de la puerta, vigilando que nadie se acerque a la habitación.

—No sucede por ningún producto de aseo personal —explica la princesa. Mientras habla, descubre que podría liberarse de los grilletes en cualquier momento, utilizando las herramientas que guarda en su cabello —. El término sería "trichokinesis", un tipo de kinesis muy poco conocido.

—Oh, claro... ti... tiloki...

—Trichokinesis.

—Ticoki...

—Trichokinesis...

—¡Silencio, las dos! —exclama Catra de repente, exasperada por haberles estado escuchando por casi quince minutos.

«¿Qué tanto hace en la ducha?», se cuestiona entonces. Podría ir a revisar, pero dejar a Scorpia a cargo de... cualquier cosa, podría terminar en un desastre.

Cansada de esperar, la felina cierra la puerta y se planta frente a Entrapta, observándole con suspicacia.

—Adora dijo que podrías mejorar nuestras armas, ¿es eso cierto? —interroga, llevándose las manos a la cintura.

—¿Armas? Oh, sí —responde la aludida, con un brillo de emoción apoderándose de sus ojos violáceos —. ¡He construido muchas armas! Y la tecnología de la Zona del Terror me permitirá crear cosas nuevas, ¡piensa en las posibilidades!

«Vaya que es intensa», piensa Catra. De todas formas, entre más tiempo pasa con ella, más le parece que pertenece a la Horda.

—¿Quieren una demostración? —añade la joven científica.

—¿Qué?

—¡Oh, sí, sí! —responde Scorpia, aplaudiendo alegremente con sus tenazas.

Librándose repentinamente de sus grilletes, Entrapta salta hacia el frente y aplaude dos veces. Emily, quien se encontraba hasta ese momento quieta en una esquina, reacciona apuntando su lente hacia una pared despejada; y tras una breve carga, expulsa un proyectil de calor con la potencia suficiente para abrir un enorme agujero a través del acero.

Scorpia se lanza frente a Catra al momento del disparo, buscando protegerle de cualquier daño colateral; y cuando el peligro parece haber pasado, ambas observan el agujero humeante con incredulidad.

—Veo que no pudieron esperarme para comenzar la fiesta...

Tomando a todas por sorpresa, la silueta de Adora aparece entre el humo.

—Ya era hora —reclama Catra, cruzándose de brazos —. ¿Qué tanto hacías en...?

Cualquier queja de su parte enmudece cuando, saltando ágilmente por el agujero, Adora entra finalmente a la habitación. Con su brillante cabellera rubia suelta, esta lleva puesta una camisa negra de cuello de tortuga, un chaleco rojo sin mangas, un pulcro pantalón blanco y un par de zapatillas negras.

—Catra, ¿el gato te comió la lengua? —cuestiona la recién llegada, complacida de tener esos ojos agudos clavados en su cuerpo.

—¿D-De dónde sacaste eso? —responde la felina, intentando no verse demasiado interesada.

Adora ríe juguetonamente ante su reacción, sujetando su chaleco antes de responder.

—Un regalo de Shadow Weaver, al parecer pensaba dármelo tras mi promoción como Capitana de la Fuerza —explica, con un tono bastante más serio —. Debí haberle decepcionado enormemente cuando me uní a la Rebelión.

Dominio [Catradora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora